Translation examples
—Piensa que lo retengo como si fuera una cuerda o una cadena.
— Il pense qu’il est lié à moi par une chaîne ou par une corde.
No veo cuerdas ni cadenas, no estoy armado.
Je ne vois ni cordes ni chaînes, je ne suis pas armé.
Quiero recordar lo que fui en otro tiempo. Estoy enfermo de cadena y cuerda.
Je me souviens de qui je fus. J’ai brisé corde et chaîne.
Avancé hasta que la tensión de la cuerda me obligó a detenerme.
Je me suis avancé jusqu’à ce que la tension de la chaîne me force à m’arrêter.
Tiras de una cuerda, y corre el agua.
On tire sur une chaîne et ça fait marcher la chasse d’eau.
No hay cuerdas –le informó–, pero creo que encontré unas cadenas.
– Pas de corde, annonça-t-elle, mais je crois que j’ai trouvé des chaînes.
—¿Tendría usted una cuerda?
— Avez-vous de la ficelle ?
—¿Qué tipo de cuerda?
- Quelle sorte de ficelle ?
Con una cuerda de cáñamo.
Avec une ficelle en chanvre.
Necesitaba una cuerda.
Il fallait une ficelle.
Y la cuerda del paquete.
Et la ficelle du paquet.
La cuerda había sido cortada.
Sa ficelle avait été coupée.
Atamos una cuerda entre ellos.
Nous les avons attachés avec une ficelle.
Los había atado del pescuezo con una cuerda y venía remolcándolos con la cuerda.
Elle avait lié leurs cous d’un morceau de ficelle et elle les traînait par terre, en se servant de la ficelle comme d’une corde de halage.
—¿Cuán largo es un trozo de cuerda?
— C’est long, une ficelle ?
¿De dónde has sacado esa cuerda?
Où as-tu trouvé cette ficelle ?
Era el Cuarteto Moderno de Cuerda de Las Vegas.
C’était le Las Vegas Modern String Quartet ;
—¿Circulará por la playa con uno de esos minibiquinis de cuerda? ¿Como quien dice, exhibiéndose para nosotros? —Probablemente. —Caramba. No puedo creerlo.
— Crois-tu qu’elle se baladera en string sur la plage ? Qu’elle s’exhibera rien que pour nous ? — Probablement.
por sus esfuerzos en favor de la reina, el compositor del inmortal Adagio para cuerdas obtuvo críticas demoledoras.
Pour ses efforts de défense et illustration de la reine, le compositeur de l’immortel Adagio for Strings reçut un accueil critique dévastateur.
En los televisores, Cassie está desnuda y bajando por una cuerda de sujetadores y otras cosas enredadas, escapándose por una ventana y aterrizando en la hierba, al aire libre, de noche.
À la télé, Cassie est nue et glisse le long d’une corde de soutifs et de strings, saute par une fenêtre, et atterrit dans l’herbe, dehors, la nuit.
Uno de ellos, que está aparte de los otros, parece ser aún más antiguo que el resto, ya que sus ventanas están tapadas con maderas, como la casa de verano que salía en Un ángel en la cuerda, con Gloria Swanson.
Il y en a un, construit un peu à l’écart, qui semble encore plus vieux que le reste et dont les fenêtres ont été condamnées par des planches, comme le pavillon dans le film Angel on a String avec Gloria Swanson.
Por ejemplo, cuando aún era un adolescente me encantaba el Cuarteto para cuerdas n.º 15 en Do menor (K.421) de Mozart y uno de los seis cuartetos de Haydn de un álbum del Juilliard String Quartet.
Par exemple, quand j’étais adolescent, je suis tombé amoureux du Quatuor à cordes n° 15 en ré mineur (K. 421) de Mozart, l’un des six quatuors dédiés à Haydn, interprété par le Juilliard String Quartet.
Cuatro años después, Jacob me presentaría a otro físico, Walter Feld, diciendo: «Está a la izquierda de la cuerda», un comentario desconcertante que el mismo Walter me aclararía poco después, pero en 1979 «Walter Feld» ni siquiera era un nombre para mí, y no ocupaba espacio ni tiempo como referente en mi mundo.
Quatre ans plus tard, Jacob me présenterait un autre physicien, Walter Feld, en disant : “Il est left string”, commentaire déroutant qu’allait bientôt éclaircir Walter en personne mais pour moi, en 1979, “Walter Feld” n’était même pas un nom et celui qui le portait n’occupait ni temps ni espace dans mon univers.
La publicación de Recordar la belleza, de Clive Linley, se hizo coincidir con el estreno en el Wigmore Hall de su Derviches sinfónicos para virtuosos de cuerda, obra de un torrente polifónico tan brillante, quebrado por tal hipnótico lamento, que fue odiada y amada en igual medida, lo que afianzó la reputación de su autor e impulsó la difusión de su libro.
L’Appel à la beauté de Clive Linley fut publié de manière à coïncider avec la première, au Wigmore Hall, de ses Symphonie Dervishes for Virtuoso Strings, une œuvre d’un tel brio polyphonique et interrompue par une lamentation tellement hypnotique qu’elle fut honnie et adorée à parts égales, assurant du même coup la réputation du compositeur et la vente de son livre.
—También llevan cuerda, Frannie. —¿Cuerda?
— Ils ont aussi des cordes, Frannie. — Des cordes ?
—Rápido… Su cuerda… —¿Mi… mi cuerda…? —tartamudeó el héroe.
Votre corde…vite… —Ma…corde?… bégaya le héros.
-¿Tenía una cuerda?
— Il avait une corde ?
Estoy contra las cuerdas.
Je suis dans les cordes.
Acaso cuando hayan estirado la cuerda un poco más. –¿La cuerda?
Peut-être quand on aura allongé un peu plus la corde. — La corde ?
Yo tengo mi cuerda.
J’ai ma corde dorée.
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