Translation for "vientos y olas" to french
Vientos y olas
Translation examples
—Un obrero que trabaja en el mar, con el viento, las olas
- Un ouvrier qui travaillerait en pleine mer, avec le vent, les vagues...
Con viento, las olas rompen en sus orillas con el estruendo del océano.
Par grand vent, les vagues se fracassent sur la plage comme celles des océans.
de otro modo era como intentar tratar con el viento, las olas, la arena de una playa.
Faute de quoi, ils pouvaient aussi bien essayer de s’entendre avec le vent, les vagues, le sable de la plage.
Os he oído alardear ante el viento, las olas y el mundo de haber matado a mi padre y a mi madre. —Ah —dijo Galar—.
Je vous ai entendus vous vanter face au vent, aux vagues et au monde, d’avoir tué mon père et ma mère. — Ah, fit Galar.
Si se hace surgir al hombre en medio de técnicas que se aplican solas, de una lengua que se habla sola, de una ciencia que se hace por sí misma, de una ciudad que se construye de por sí según sus leyes propias; si se fijan las significaciones como en-sí conservándoles a la vez una trascendencia humana, entonces se reducirá el papel del hombre al de un piloto que utiliza las fuerzas determinadas de los vientos, las olas y las mareas para dirigir un navío.
Si l’on fait surgir l’homme au milieu de techniques qui s’appliquent toutes seules, d’une langue qui se parle, d’une science qui se fait, d’une ville qui se bâtit selon ses lois propres, si l’on fige les significations en en-soi tout en leur conservant une transcendance humaine, on réduira le rôle de l’homme à celui d’un pilote, utilisant les forces déterminées des vents, des vagues, des marées, pour diriger un navire.
Bárður y el muchacho son compañeros en la bancada central, la energía les corre por las venas, aprietan los dientes, seis remos, el mar calmo, no hay oposición, ni viento ni olas, el bote se desliza rápido, pero cuando han bogado apenas un minuto y ya están totalmente separados de la costa, meten los remos en la barca, Pétur se quita el sueste y el gorro de lana que lleva debajo, y comienza la oración de los marinos, los otros cinco inclinan la cabeza con sus suestes en la mano.
Bárður et le gamin se partagent le banc de nage central, l’énergie inonde leurs veines, ils serrent les dents, six rames, la mer est d’huile, nul obstacle, ni vent ni vague, la barque glisse à vive allure, mais alors qu’ils rament depuis une petite minute, qu’ils se sont tout à fait détachés de la terre, ils tirent leurs rames à l’intérieur de la barque, Pétur enlève son suroît, en dessous, un bonnet de laine qu’il retire également pour réciter la prière des marins, tête inclinée, les cinq autres tiennent leur chapeau à la main.
Atendiendo (si hubiera habido alguien que escuchara) desde las habitaciones de arriba de la casa vacía podría haberse escuchado sólo un gigantesco caos enhebrado de relámpagos, cayendo, derribándose, mientras vientos y olas jugaban como bultos amorfos de Leviatanes cuya frente careciese de la luz de la razón, que se subiesen los unos encima de los otros, y alborotasen y se moviesen en la oscuridad o a plena luz del día (porque noche y día, mes y año se precipitaban unos sobre otros en confusas formas) dedicándose a juegos idiotas, hasta que tal parecía que todo el universo luchase y se tambalease, en brutal confusión y en insolente e inmotivada lascivia.
Prêtant l’oreille (s’il s’était trouvé quelqu’un pour le faire) depuis les chambres du haut dans la maison vide, on n’aurait entendu que la turbulence et l’effervescence d’un gigantesque chaos zébré d’éclairs, tandis que vents et vagues s’ébattaient comme les masses informes de léviathans dont le front est impénétrable aux lumières de la raison, se chevauchaient mutuellement, plongeaient et se ruaient dans l’obscurité ou la lumière (car nuit et jour, mois et année se succédaient pêle-mêle) dans des jeux imbéciles, au point que l’univers semblait lutter et se démener tout seul sans rime ni raison, dans une confusion insensée et l’ivresse d’une passion bestiale.
Y, sin embargo, me parece que nací y que he vivido mucho tiempo y encontrado a Jackson y vagado por ciudades, bosques y desiertos y he estado mucho tiempo llorando a la orilla de los mares frente a islas y penínsulas en donde, por la noche, brillaban las lucecillas amarillas y breves de los hombres y toda la noche los grandes fuegos blancos o de vivos colores que venían a las cavernas en que yo era dichoso, agazapado sobre la arena al abrigo de las rocas entre el olor de las algas y de la roca húmeda, mientras entre el ruido del viento las olas me azotaban con espuma, o suspirando sobre la playa y apenas asiendo los guijarros; no, no feliz, eso nunca, sino deseando que la noche no termine nunca ni retorne el día que hace decir a los hombres: «Ea, la vida pasa, hay que aprovecharla».
Et cependant il me semble que je suis né et que j’ai vécu longuement et rencontré Jackson et erré dans les villes, les bois et les déserts, et que j’ai été longuement au bord des mers en pleurs devant les îles et péninsules où venaient briller la nuit les petites lumières jaunes et brèves des hommes et toute la nuit les grands feux blancs ou aux vives couleurs qui venaient dans les cavernes où j’étais heureux, tapi sur le sable à l’abri des rochers dans l’odeur des algues et de la roche humide au bruit du vent des vagues me fouettant d’écume ou soupirant sur la grève et griffant à peine le galet, non, pas heureux, ça jamais, mais souhaitant que la nuit ne finisse jamais ni ne revienne le jour qui fait dire aux hommes, Allons, la vie passe, il faut en profiter.
Quizás este relieve, este grabado a punta seca subrayando el personaje de Sigrid en el relato que tendré eventualmente que hacer de esta velada, esta repentina y obsesionante importancia de Sigrid sólo procede de la extrema y abrasadora tensión que ella personifica, entre el peso de aquel pasado y el olvido de aquel pasado, como si su rostro liso y lavado por siglos de lluvia lenta y nórdica, que lo han pulido y modelado suavemente, su rostro eternamente puro y lozano, su cuerpo exactamente adaptado al apetito de perfección juvenil que siempre tiembla en el fondo de cada cual, y que debería provocar en todos los hombres que tienen ojos para ver, es decir, ojos realmente abiertos, realmente dispuestos a dejarse invadir por la realidad de las cosas existentes, provocar en todos ellos una urgencia desesperada de posesión, como si aquel rostro y aquel cuerpo, reproducidos por decenas, quién sabe, de millares de veces por las revistas de moda, no estuvieran allí más que para hacer olvidar el cuerpo y el rostro de Ilse Koch, aquel cuerpo recto y rechoncho, rectamente plantado sobre piernas rectas, firmes, aquel rostro duro y preciso, indiscutiblemente germánico, aquellos ojos claros, como los de Sigrid (aunque ni las fotografías, ni las imágenes de actualidades filmadas por aquel entonces, y desde entonces reproducidas, incluidas en los montajes de algunas películas, permitieran ver si los ojos claros de Ilse Koch eran verdes, como los de Sigrid, o bien claros, de un azul claro, o de un gris de acero, más bien de un gris de acero), aquellos ojos de Ilse Koch, clavados en el torso desnudo, en los brazos desnudos del deportado que había escogido como amante, algunas horas antes, su mirada recortando ya de antemano aquella piel blanca y enfermiza, según el punteado del tatuaje que la había atraído, su mirada imaginando ya el hermoso efecto de aquellas líneas azuladas, aquellas flores y aquellos veleros, aquellas serpientes y algas marinas, aquellas largas cabelleras femeninas y aquellas rosas de los vientos, aquellas olas marinas y aquellos veleros, una vez más, aquellos veleros desplegados como chillonas gaviotas, su hermoso efecto en la piel apergaminada que había cobrado, por algún tratamiento químico, un matiz marfileño, de las pantallas que cubrían todas las lámparas de su salón, donde, al caer la noche, allí mismo donde había hecho entrar, sonriente, al deportado elegido como instrumento de placer, doble, primero en el acto mismo del placer, y después en el otro placer mucho más duradero de su piel apergaminada, convenientemente tratada, ebúrnea, veteada por las líneas azuladas del tatuaje que daba a la pantalla un sello inimitable, allí mismo, tendida en un diván, reunía a los oficiales de las Waffen-SS alrededor de su marido, el comandante del campo, para escuchar a alguno de ellos tocar al piano alguna romanza o una verdadera obra para piano, algo serio, un concierto de Beethoven quizá;
Peut-être ce relief, cette pointe sèche soulignant le personnage de Sigrid dans le récit que j’aurai, le cas échéant, à faire de cette soirée, cette importance tout à coup, obsédante, de Sigrid, ne provient-elle que de l’extrême tension, brûlante, qu’elle personnifie, entre le poids de ce passé et l’oubli de ce passé, comme si son visage lisse et lavé par des siècles de pluie lente et nordique, l’ayant poli, modelé doucement, son visage éternellement frais et pur, son corps exactement adapté à l’appétit de perfection juvénile qui tremble au fond de chacun, et qui devait provoquer chez tous les hommes ayant des yeux pour voir, c’est-à-dire, des yeux réellement ouverts, réellement disposés à se laisser envahir par la réalité des choses existantes, provoquer chez eux tous une hâte désespérée de possession, comme si ce visage et ce corps, reproduits des dizaines, qui sait, des milliers de fois par les revues de mode n’étaient là que pour faire oublier le corps et le visage d’Ilse Koch, ce corps trapu et droit, planté tout droit sur des jambes droites, fermes, ce visage dur et net, incontestablement germanique, ces yeux clairs, comme ceux de Sigrid (mais ni la photographie, ni les bandes d’actualités tournées à ce moment-là et depuis lors reprises, montées de nouveau dans certains films, ne permettaient de voir si les yeux clairs d’Ilse Koch étaient, comme ceux de Sigrid, verts, ou bien clairs d’un bleu clair, ou d’un gris d’acier, plutôt d’un gris d’acier), ces yeux d’Ilse Koch posés sur le torse nu, sur les bras nus du déporté qu’elle avait choisi pour amant, quelques heures plus tôt, son regard découpant déjà cette peau blanche et malsaine selon le pointillé du tatouage qui l’avait attirée, son regard imaginant déjà le bel effet de ces lignes bleuies, ces fleurs ou ces voiliers, ces serpents, ces algues marines, ces longues chevelures de femmes, ces roses des vents, ces vagues marines, et ces voiliers, encore ces voiliers déployés comme des mouettes glapissantes, leur bel effet sur la peau parcheminée, ayant acquis par quelque traitement chimique une teinte ivoirine, des abat-jour recouvrant toutes les lampes de son salon, où, le soir tombé, là même où elle avait fait entrer, souriante, le déporté choisi comme instrument de plaisir, doublement, dans l’acte même du plaisir, d’abord, et ensuite pour le plaisir bien plus durable de sa peau parcheminée, convenablement traitée, ivoirine, zébrée par les lignes bleutées du tatouage donnant à l’abat-jour un cachet inimitable, là même, étendue sur un divan, elle rassemblait les officiers de la Waffen-S.S., autour de son mari, le commandant du camp, pour écouter l’un d’entre eux jouer au piano quelque romance, ou bien un vrai morceau de piano, quelque chose de sérieux, un concerto de Beethoven, qui sait ;
vents et des vagues
En el aire quieto se entretejía el susurrante estribillo de vientos y olas.
Les vents et les vagues fredonnaient dans l'air un refrain de trouvère.
Solo viento y olas que brincan altas contra los escollos como fieras enfurecidas, ponen encima una pezuña, espumean y luego se retiran.
Rien que le vent et les vagues qui se jettent à l’assaut des rochers semblables à des bêtes sauvages en colère, elles s’accrochent d’une patte, elles écument, puis elles se retirent.
Meadows escuchó la comunicación, se agachó junto al herido y le transmitió la nueva a gritos para hacerse oír por encima del ruido del viento, las olas y el motor. —De haberlo sabido antes —comentó Jones—, les habría pedido que trajeran aspirinas.
Lorsque Meadows eut entendu la nouvelle, il se retourna et s’accroupit pour en faire part à Jones, malgré le hurlement du vent et des vagues. — Dommage qu’on ne l’ait pas su, souffla Jones. Je leur aurais demandé d’apporter de l’aspirine.
Todo ese tiempo permanecimos encerrados en una cabina acompañados por el aullido del viento y olas de hasta cinco metros de altura, rodeados de una implacable lluvia de piedras, guijarros, arena y vegetación de la tundra que, entre bramidos pugnaba por abrirse paso hacia el interior del aparato.
Durant tout ce temps, nous fûmes enfermés dans la cabine au milieu des vents déchaînés, des vagues de cinq mètres, bombardés de galets, de sable, d’herbe de la toundra qui hurlaient pour entrer à l’intérieur.
How many English words do you know?
Test your English vocabulary size, and measure how many words you know.
Online Test