Translation for "caraco" to spanish
Translation examples
En dessous, un caraco d’un rose délicat.
Debajo, una delicada camisola rosa.
Hanna rajusta son caraco jaune et sortit dans le couloir.
Se estiró la camisola amarilla y salió al pasillo.
Maria lui a offert son caraco de soie noire.
Maria le regaló su camisola negra de seda.
Elle se déchaussa et retira sa robe, sous laquelle elle portait un caraco en soie.
Se descalzó y se quitó el vestido, por lo que se quedó con una camisola de seda.
Il la revoyait dans son caraco noir s’agenouiller pour ramasser les billets de banque, sur le sol du motel ;
La recordaba con la camisola negra de seda, inclinándose a recoger el dinero del suelo, en aquel motel.
Il passa la main sous le caraco de Doubhée et fit glisser ses doigts sur sa chair blanche.
Introdujo una mano bajo la camisola de Dubhe y apretó los dedos sobre la blanca carne.
il se souvenait d’avoir caché son caraco dans le coffre-fort de son bureau, parce qu’il était incapable de le jeter.
Se recordó escondiendo la camisola negra de seda en la caja fuerte de la consulta, porque no fue capaz de tirarla.
je me la rappelle simplement à cheval sur lui, dans son caraco de soie noire, loin, très loin, comme les colonnes de son lit d’écolier.
De manera que no digo nada más, me limito a recordarla a horcajadas sobre él, con la camisola negra, muy lejos, igual que los pilares de la cama cuando todavía iba al colegio.
J’étais à peine dans le couloir que je fus accosté par une grande beauté bronzée aux lèvres électriques, un caraco moulant tombant sur son short ras du cul.
Mientras salía al pasillo, me crucé con una belleza alta y bronceada de labios eléctricos que llevaba una camisola y unos pantalones cortos.
L’exclamation avait jailli de la bouche de Josefita, la trentenaire café au lait appelée à la rescousse, et ce au moment où Luz avait ôté son caraco par la tête.
El grito partió de la boca de Josefita, la treintañera de piel café con leche que había ayudado en el quehacer, y la causa la generó Luz al quitarse la camisola por la cabeza.
Passant devant les manteaux en allant aux toilettes, je sortis le caraco de ma poche.
Al pasar junto a los abrigos cuando iba al lavabo saqué la camiseta del bolsillo.
Après tout, pourquoi n’aurait-il pas repéré Melanie, avec ses cheveux blonds et son petit caraco ?
¿Y si en realidad se había fijado en Melanie, con su pelo rubio y su camiseta de tirantes?
Melanie tire sur sa minijupe bandage, comme elle l’appelle, et ajuste son caraco. Rome ?
—Melanie se estira la minifalda hacia abajo (su falda-vendaje, la llama ella) y se ajusta la camiseta de tirantes—. Dios, Roma. Parece que haya pasado un año. ¿Roma?
Les chaussures de jogging, le short kaki, le caraco orange et le modelé de ses bras et de ses jambes indiquaient qu’elle était jeune.
Las zapatillas de correr, los pantalones cortos de color caqui, la camiseta naranja y la forma de sus brazos y piernas le dijeron que era una mujer joven.
Elle passait son T-shirt par la tête quand elle entendit frapper à la porte, doucement, tout doucement. Elle ouvrit, pensant trouver sur le seuil sa mère qui n’arrivait pas à dormir, mais c’était Farid, Farid qui devint cramoisi en voyant qu’elle ne portait qu’un caraco.
Justo cuando se estaba quitando la blusa, llamaron a su puerta, bajo, muy bajito. Abrió creyendo que encontraría a su madre porque no podía conciliar el sueño, pero era Farid, que se puso colorado como un tomate al ver que ella sólo llevaba puesta la camiseta interior.
J’ai soudain compris que son habitat naturel se trouvait dans un hamac sous un porche, au cœur de l’été, trente-cinq degrés à l’ombre, un livre à la main ou simplement les yeux perdus dans la brume de chaleur qui s’élève de la route, une boîte de Seven-Up avec une petite paille coudée à côté d’elle, en short blanc court et caraco aux bretelles baissées avec des petits diamants de sueur qui perlent entre les seins et sur l’estomac…
De pronto comprendí que su habitat natural debía de ser una hamaca bajo un porche en los días más calurosos de agosto, con una temperatura de treinta y cinco grados a la sombra, leyendo un libro (o acaso mirando simplemente el aire caliente que se eleva del suelo), con una lata de limonada de la que surgía una pajita flexible, vestida con unos pantalones blancos cortos, cortísimos, muy frescos, y una breve camiseta de tirantes, con éstos bajados y pequeñas gotas de sudor como diamantes esparcidas por el nacimiento de los pechos y el vientre...
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