Traduction de "allez papa" à espagnol
Allez papa
  • vamos papi
  • vamos papá
Phrases de contexte similaires
Exemples de traduction
vamos papá
C’est pas un endroit pour toi. — Allez, papa.
No es lugar para ti. —Vamos, papá.
— Allez, papa. Tu as appelé mon portable.
Vamos, papá. Has llamado a mi móvil.
Allez, papa, vas-y ! avait dit John.
Vamos, papá -dijo John.
Ses clients n’y croient pas une seconde. Allez Papa ! Jazz,
Ninguno de sus clientes se lo cree. ¡Vamos, papá! Jazz:
— Allez, papa, intervint Mark, qui contemplait la voiture comme s’il avait eu envie de le caresser.
Vamos, papá —intervino Mark, que miraba el coche como si quisiera acariciarlo.
Maman s’est réveillée en sursaut en nous disant allez, allez, papa m’a fait signe et j’ai repris la grosse valise.
Mamá reaccionó de repente y nos dijo vamos, vamos, papá me hizo una seña y yo volví a agarrar el valijón.
J’étais sûr que tu serais content de savoir. Dans le fond, j’entendis la voix de sa fille. — Allez, papa, il faut que je sache ce que je vais me mettre. — Jennifer, fous-moi la paix, tu veux !
Porque estaba seguro de que te interesaría saberlo. La niña decía: —Vamos, papá... Tengo que decidir qué me pongo. —Puñeta, Jennifer.
Sœur-chatte présente pianote clavier téléphone minus, presse sur zoreille, dit : « Allez, papa… » Dit : « Réponds, “quoi” ! »
La hermana-gata, que se encuentra presente, pulsa varias teclas de su pequeño teléfono y se lo aplica al oído. Presionando el teléfono contra el oído, dice: —Vamos, papá... —Dice—: Contesta el teléfono.
Car dès que, par exemple à Ulshale Skov, au Danemark, Malte, Hänschen et Helene, qui étaient exercés à la roue depuis tout petits, m’encourageaient avec des cris du genre : « Ne sois pas lâche ! » – « Allez, Papa ! » à monter sur une bicyclette, on voyait chuter le fils d’une mère qui sans se douter de rien, mais lui sauvant ainsi la vie, avait toujours eu des moyens insuffisants pour lui acheter ce qu’elle appelait péjorativement un « âne en fil de fer ».
Porque en cuanto, por ejemplo en el bosque de Ulvshale danés, me dejo animar por Malte, Hänschen y Helene, que desde pequeños saben montar en bicicleta, con gritos como: «¡No seas cobardica!», «¡Vamos, papá!», para que me suba a una bicicleta, se cae el hijo de una madre para la que, sin sospechar nada y sin embargo de forma salvadora, el dinero fue siempre demasiado escaso para comprar un «burro de alambre», como llamaba despectivamente a esos vehículos de dos ruedas.
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