Übersetzung für "sin cafeína" auf englisch

Sin cafeína

• without caffeine
• decaffeinated

Übersetzungsbeispiele

without caffeine

¿Cómo hacen para vivir sin cafeína?
How do they live without caffeine?

Esta es la primera historia, donde yo ni siquiera pensar en tener que hacerlo sin cafeína.
This is the first story where I didn't even think about having to do it without caffeine.

Sin cafeína Mi vida se arruina
Without caffeine, I can get pretty mean

Y al parecer es el tercer día sin cafeína de los agentes Shaw y Swarek.
And apparerent it's day three without caffeine for officers Shaw and Swarek.

Vale, pero ya os lo advierto, no funciono sin cafeína.
Okay, but I'm just telling you, I'm useless without caffeine.

Hay quienes dicen que el plumpy es un típico producto de la época del sucedáneo: dulzura sin azúcar, café sin cafeína, manteca sin colesterol, bicicletas sin desplazamiento, cigarrillos sin humo, sexo sin contacto, alimentación sin comida: un modo de simular que esos chicos que no comen comen, que esos millones de paupérrimos van a seguir viviendo.
Some said that Plumpy was a brand typical of an era of substitutes: sweetness without sugar, coffee without caffeine, butter without cholesterol, bicycles that don’t go anywhere, cigarettes without smoke, sex without physical contact, nourishment without food: a way of pretending that these children who don’t eat, eat, that those millions of impoverished people are going to stay alive.

decaffeinated

Lo cierto es que Jericó, dejando pasar algunos días por el cedazo de una seriedad inhabitual en nuestro trato y que yo atribuí a mi indiscreción y la del secretario (un puesto habitualmente ocupado por mujeres cuarentonas, agrias y sin esperanza de encontrar marido), me pidió que lo acompañara al café de la esquina de la escuela y una vez sentados allí ante dos tibias e insulsas tazas de un caldo sin cafeína, me miró con intensidad y me dijo que a lo largo del último semestre él y yo habíamos cimentado de manera natural una amistad que él quería saber sólida y duradera.
The fact is that Jericó, letting a few days pass through the sieve of an unaccustomed seriousness in our dealings with each other, which I attributed to my own indiscretion as well as the secretary’s (a position normally filled by embittered women in their forties with no hope of finding a husband), asked me to go with him to the café on the corner, and once we were seated in front of two tepid, tasteless, decaffeinated concoctions, he gave me an intense look and said that during the past semester he and I had naturally cemented a friendship that he wanted to know was solid and lasting.