Translation for "en engranaje" to french
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¡Fue ella, ay, quien te capturó y te entregó al engranaje terrible de la máquina que yo había construido tenebrosamente…!
hélas! c’est elle qui t’a prise et qui t’a livrée au rouage terrible de la machine que j’avais ténébreusement construite! – Écoute.
Si él le despertaba el compromiso antiguo, ella ahora no tenía tiempo, tenía la falda presa por algún engranaje del sistema perfecto.
S’il réveillait en elle son ancien engagement, à présent le temps lui manquait, ses jupes prises dans une roue du système parfait.
En la oscuridad sentía cómo iba remolineando la furia de su marido, como una gigantesca rueda dentada que se hubiera salido del engranaje. Abrió los ojos justo en el momento en que Glandier pasaba por delante de la puerta y se detenía a echar una breve mirada ominosa al féretro.
Même dans le noir elle sentait la peur de Glandier tournoyer autour d’elle, comme un engrenage géant sorti de sa prise. Elle rouvrit les yeux au moment où il passait le seuil et s’arrêtait pour jeter au cercueil un bref coup d’œil sinistre.
Aquel, al fin y al cabo, había sido el acuerdo entre sus ancestros y los de los legislaturistas. A cambio de que «los cuidaran», los ciudadanos de la RPH habían cedido toda la toma de decisiones a la gente que se encargaba del engranaje del poder y, hasta que esa maquinaria se derrumbase, nadie había sentido la necesidad de arreglar lo que funcionaba mal.
Après tout, c’était le marché que leurs ancêtres et ceux des Législaturistes avaient conclu : en échange d’une « prise en charge » complète, les citoyens de la République avaient renoncé à leur pouvoir décisionnel au profit de ceux qui dirigeaient la machine et, jusqu’à son effondrement, personne n’avait jugé utile d’en réparer les nombreux défauts.
Y lo llamamos monstruoso, más allá de los papeles de entonces, más allá de las peroratas de la acusación y de la defensa porque, más que a causa del delito por el que se inició, nos parece monstruoso el engranaje ambiental y judicial en el que, durante ocho años, personas evidentemente inocentes, se vieron presas hasta la humillación, hasta la locura.
Et nous l’appelons monstrueuse — d’après les documents d’alors, d’après les réquisitoires et les plaidoiries — parce que, plus que le crime où il prit son origine, nous apparaît monstrueux l’engrenage social et judiciaire dans lequel, pendant huit ans, des personnes évidemment non coupables se trouvèrent prises jusqu’à l’anéantissement, jusqu’à la folie.
Crawford se apartó unos centímetros y se aferró a la roca con más fuerza mientras se preguntaba si sería capaz de lanzarla al abismo de una patada en caso de que le atacara, pero un instante después unos engranajes que hasta entonces no habían funcionado adecuadamente parecieron encajarse dentro de la cabeza de Josephine y le enseñó sus dientes manchados de sangre en lo que si las circunstancias hubiesen sido dramáticamente distintas podría haber sido una cálida sonrisa. –¡Michael! – dijo-.
Il s’écarta d’elle, resserra sa prise sur la pierre, en se demandant s’il pourrait la jeter dans l’abîme d’un coup de pied si elle l’attaquait – quand un déclic parut se produire en elle, découvrant ses dents mouchetées de sang dans ce qui, en d’autres circonstances, eût été un sourire chaleureux. — Michael ! dit-elle.
Engranajes y pistones rechinaban a su alrededor, y un par de tubos de escape le echaron un humo negro y caliente a la cara. Cada paso del caminante sacudía su sujeción y sus pies se balanceaban con fuerza. La escalera se retorció en el aire, haciendo rodar a Deryn como un huso caído. Arrastró los pies hasta que con una de las botas alcanzó un peldaño inferior. El mundo dejó de girar.
Rouages et pistons grinçaient et cliquetaient autour d’elle, et deux tuyaux d’échappement lui soufflaient une fumée noire brûlante en pleine figure. Ses pieds battaient dans le vide, et elle avait bien du mal à ne pas lâcher prise. L’échelle se tordait en tous sens, en la faisant tournoyer comme une toupie. Deryn finit par poser le bout d’une botte sur un barreau, ce qui lui permit de stabiliser l’échelle – le monde cessa enfin de vaciller.
Discúlpame, estoy confundido, no sé explicarme bien… quiero decir, uno hace una cosa, y esa cosa que hace determina el curso de su vida, pero esa acción que realiza es difícil que nazca como por un milagro, estaba ya dentro de él, y quién sabe cómo había empezado… Acaso un recuerdo de infancia, un rostro visto por casualidad, un sueño que se tuvo mucho tiempo antes y que creías haber olvidado, y he aquí que un día tiene lugar el hecho, pero su origen… vete a saber… Tristano hablaba de Schubert aquel día en Plaka, era invierno, y en la plaza espectral una fila de personas con una escudilla en la mano esperaba la sopa koiné, ¿sabes lo que es?, era un mejunje que aquella especie de gobierno que había en aquellos tiempos daba a los ciudadanos griegos para que no reventaran de hambre, un brebaje caliente donde flotaban trozos de patatas y de col… variaciones, dijo Antheos, a quien sin embargo Tristano llamaba Marios, porque le recordaba a un amigo de la periferia de Turín, clavadito a él, un buen amigo suyo que se había escondido en un granero desde el año treinta y nueve con su compañera, una mujer excepcional, había dicho preferiría no hacerlo y había empezado una resistencia suya anticipada, quiero decir antes de que la Resistencia empezara de verdad, pero eso tu novela no lo sabía… A veces, si pienso en lo que creías saber, me entran ganas de sonreír, pero, aparte de eso, tu libro me gustó, de verdad, es el más hermoso testimonio sobre ese periodo heroico, el único periodo heroico que hemos tenido, por lo demás… Testimonio, por llamarlo así, porque tú no podías estar allí, pero es como si hubieras estado, testigo de un clima, de una decisión, de una postura ética… aunque metieras también los hechos en él, el ocho de septiembre, la República de Saló con su reproponerse con proterva arrogancia como árbitro de las suertes italianas y el rechazo de la definición de guerra civil, que es una toma de posición enérgica, hoy en día, acaso un poco arriesgada, sabes mejor que yo que en aquellos años se disparaba contra amigos y contra enemigos, pero eso tiene un importancia relativa, lo que me gustó de tu novela es la versadísima indagación acerca de la naturaleza del heroísmo, de la fidelidad, de la infidelidad, del placer y de los sentimientos… Si no fueras tan paciente, después de lo poco educado que he sido al recibirte ya te habrías marchado, lo habrías mandado todo a tomar viento, este compromiso que has adquirido y el libro que escribirás en mi lugar, lo plantarías todo y me dirías lo que me merezco… Y en cambio no te mueves ni un milímetro, eres un tipo curioso, escritor, no sé si eres un tipo pávido o si tienes más valor que yo, y por eso me aguantas… Me parece estar oyendo el zumbido de un moscón, ¿lo oyes tú también?, hay un zumbido en esta habitación, un zumbido enorme, ¿será la música de las esferas?, pero el universo no hace este zumbido, ese estridor tan desagradable lo hacen los escritores cuyo plumín araña la página, y tú la página no la arañas, eres de esos que la amansan igual que los domadores del circo con las fieras… la música de las esferas de la que te hablo es una gran música, la tocan ciertos ángeles imaginados por los pintores de mi Toscana, y no tiene una partitura fija, porque son siempre variaciones… variaciones, contestó aquel día a Tristano aquel soldado griego flaco y demacrado que estaba sentado frente a él en la mesita de aquel café de Plaka, mientras sobre ellos se cernía el apocalipsis… Variaciones, dijo, por ahora me limito a introducir variaciones, verá usted, la música ya ha sido tocada toda, a nosotros, pobres desgraciados, no nos queda más remedio que introducir variaciones, por ejemplo, piense en el Impromptu opera 142 para piano de Schubert, ¿sabe de lo que hablo?, yo creo que tiene una melancolía que encoge el alma como en un asedio, da la idea de esta ocupación de ustedes, de este asedio que mi patria está sufriendo, hay algo de obsesivo en esa música, ese tema tal vez obsesionara también a Schubert, aparece también en la música de acompañamiento para esa pieza que tituló Rosamunde, Y entonces Tristano hizo un gesto cansado hacia el Partenón, como para dar a entender que también los dioses eran pisoteados por las botas del invasor… y en ese momento, al fondo de la plaza apareció un muchacho que sostenía una vieja bicicleta por el manillar, era un chaval delgado, casi un niño, arrebujado en un capote militar que arrastraba por el suelo, con una cuerda de bramante llevaba colgado del cuello su cuenco de aluminio, vio a los alemanes que vigilaban a la gente en fila y empezó a silbar el motivo de una canción, era la canción de los que se habían echado al monte, con un estribillo lento y grave que el muchacho, silbando, casi hacía alegre, como un pasacalle… un alemán le salió al encuentro y le apuntó con la metralleta, pero el chico no se detuvo, avanzaba con arrogancia, como si estuviera jugando, con un aire burlón en el rostro… todos se quedaron mirando, sabían lo que estaba a punto de suceder, pero nadie se movió, nadie hizo gesto alguno, como si todos fueran presa de un hechizo, el ruido metálico del cargador pareció el de una piedra sobre el adoquinado, el soldado disparó y el chico se desplomó con la bicicleta encima… y entonces una vieja salió de la fila, dio un paso y su voz horadó el silencio helado de Plaka y gritó una injuria, Tristano la reconoció, era una maldición antigua que preveía una maldición eterna, los alemanes desplegados en el pórtico la oyeron y no la reconocieron por las palabras, la reconocieron por el timbre, el soldado apuntó y disparó de nuevo, el cuerpo de la mujer cayó sobre el adoquinado, una figura vestida de negro que sacudía los brazos en su agonía, y Tristano, como por un don divino, mejor dicho, como por un don de ordenanza, porque llevaba el mosquetón de ordenanza, apuntó al pecho del alemán y lo dejó seco… y como por arte de magia Plaka se reanimó, y de la nada empezaron a surgir hombres, porque un inesperado director de escena como Tristano había decidido que era el momento de que entraran en acción las furias vengadoras de la tragedia griega, él no se esperaba que pudiera estallar una revuelta por un gesto hecho instintivamente, sin pensar en las consecuencias, pero fue como si los engranajes se hubieran puesto en marcha ellos solos, con la muerte la vida se había reanudado, y todo iba ya a una velocidad incontrolable, porque la vida es así, y la historia le va detrás, ¿se te ha ocurrido alguna vez, escritor?…
Excuse-moi, je suis confus, je n’arrive pas à bien m’expliquer… je veux dire, quelqu’un fait une chose, et cette chose détermine le cours de sa vie, mais cette action qu’il accomplit, il est difficile qu’elle naisse par miracle, elle était déjà en lui, et qui sait comment elle avait débuté… Peut-être un souvenir d’enfance, un visage vu par hasard, un rêve fait il y a si longtemps et que tu croyais avoir oublié, et voilà qu’un jour le fait a lieu, mais quant à son origine… va savoir… Ce jour-là, à Plaka, Tristano parlait de Schubert, c’était l’hiver, sur la place spectrale une file de gens un bol à la main attendait la soupe koinè, tu sais ce que c’est ?, c’était une lavasse que l’espèce de gouvernement qu’il y avait à cette époque donnait aux citoyens grecs afin qu’ils ne meurent pas de faim, une mauvaise eau chaude où baignaient des morceaux de patates et de chou… des variations, dit Antheos, que Tristano appelait cependant Marios, car il lui rappelait un ami de la périphérie de Turin, tout pareil à lui, un de ses amis les plus chers qui dès trente-neuf s’était caché dans un grenier avec sa compagne, une femme exceptionnelle, il avait dit je préfère ne pas et il avait commencé sa résistance par anticipation, je veux dire avant que la résistance ne commence vraiment, mais ça ton roman ne le savait pas… Parfois en pensant à ce que tu croyais savoir il me vient une envie de sourire, mais à part ça ton livre m’a plu, vraiment, c’est le plus beau témoignage sur cette période héroïque, la seule période héroïque que nous ayons eue, du reste… Témoignage, c’est une façon de dire, car tu ne pouvais pas y être, mais c’est comme si tu y avais été, tu témoignes d’un climat, d’un choix, d’une position éthique… et tu y as mis aussi les faits, le huit septembre, la république de Salò dans sa manière de se proposer avec une opiniâtre arrogance comme arbitre du sort de l’Italie, et le refus de la définition de guerre civile, ce qui est une prise de position forte, au jour d’aujourd’hui, peut-être un peu hasardeuse, tu sais mieux que moi que dans ces années-là on tirait sur les ennemis et sur les amis, mais cela n’a qu’une importance relative, ce qui m’a plu dans ton roman c’est l’enquête très poussée sur la nature de l’héroïsme, de la fidélité, de l’infidélité, du plaisir et des sentiments… Si tu étais moins patient, après l’accueil brutal que je t’ai réservé, tu serais déjà parti, tu aurais tout envoyé valser, cet engagement que tu as pris et le livre que tu écriras à ma place, tu abandonnerais tout et tu me dirais ce que je mérite… Au lieu de ça tu n’as pas bougé d’un millimètre, tu es un drôle de type, l’écrivain, je ne sais si tu es peureux ou si tu as plus de courage que moi, ce qui te permet de me supporter… Il me semble entendre le bourdonnement d’une grosse mouche, tu l’entends toi aussi ?, il y a un bourdonnement dans cette pièce, un énorme bourdonnement, c’est peut-être la musique des sphères ?, mais l’univers ne fait pas un pareil bourdonnement, ce sont les écrivains qui font un crissement aussi désagréable avec leur plume qui griffe la page, toi tu ne griffes pas la page, tu fais partie de ceux qui l’apprivoisent comme le font les dompteurs du cirque avec les fauves… la musique des sphères dont je te parle est une grande musique, elle est jouée par certains anges qu’ont imaginés les peintres de ma Toscane, et elle n’a pas une partition fixe, car il s’agit toujours de variations… variations, répondit ce jour-là à Tristano le pâle et maigre soldat grec qui était assis en face de lui à la petite table d’un café de Plaka, tandis que l’apocalypse planait au-dessus d’eux… Variations, dit-il, pour l’heure je me limite à des variations, voyez-vous, la musique a déjà toute été jouée, il ne nous reste, à nous pauvres diables, qu’à introduire des variations, pensez par exemple à l’Impromptu opus 142 n° 3 pour piano de Schubert, vous l’avez en tête ?, je pense qu’on trouve là une mélancolie qui étreint l’âme comme un siège, cela donne un peu l’idée de votre occupation, de ce siège que ma patrie est en train de subir, il y a quelque chose d’obsessif dans cette musique, c’est un thème qui peut-être obsédait Schubert, il apparaît aussi dans la musique d’accompagnement pour la pièce qu’il intitula Rosamunde. Tristano fit alors un geste fatigué en direction du Parthénon, comme pour signifier que les dieux eux aussi étaient piétinés par les bottes de l’envahisseur… et à ce moment-là un garçon qui tenait une vieille bicyclette par le guidon déboucha du fond de la place, c’était un adolescent maigre, presque un enfant, emmitouflé dans un manteau militaire qui traînait par terre, il portait sa gamelle d’aluminium suspendue par une ficelle à son cou, il vit les Allemands qui surveillaient les gens en file et il se mit à siffler l’air d’une chanson, la chanson de ceux qui étaient partis dans le maquis, avec une ritournelle lente et grave que le gamin, en sifflant, rendait presque joyeuse, comme une petite marche… un Allemand alla dans sa direction et pointa sa mitraillette, mais le gamin ne s’arrêta pas, il avançait bravement, comme s’il jouait à un jeu, avec une expression moqueuse sur le visage… tous regardaient, ils savaient ce qui allait se passer mais personne ne bougea, personne ne fit un geste, comme s’ils avaient tous été pris d’enchantement, le bruit métallique du chargeur sembla celui d’une pierre sur le pavé, le soldat tira et le garçon s’écroula à terre avec la bicyclette par-dessus… alors une vieille femme sortit de la file, elle fit un pas et sa voix troua le silence glacé de Plaka et cria une injure, que Tristano reconnut, c’était une injure antique qui prédisait une malédiction éternelle, les Allemands postés le long des arcades la reconnurent non aux paroles, mais au timbre, le soldat visa et tira encore une fois, le corps de la femme s’écroula sur le pavé, une figure vêtue de noir qui agitait ses bras dans l’agonie, et Tristano, comme par un don divin, ou plutôt par un don d’ordonnance, car il avait son mousqueton d’ordonnance, visa le torse de l’Allemand et l’abattit aussi sec… et comme par enchantement Plaka s’anima, des hommes débouchèrent du néant, parce qu’un régisseur inattendu comme Tristano avait décidé que le moment était venu pour les furies vengeresses de la tragédie grecque d’entrer en action, il ne s’attendait nullement à ce qu’une révolte puisse éclater par un simple geste instinctif fait sans penser aux conséquences, mais ce fut comme si les engrenages s’étaient mis en marche tout seuls, avec la mort c’est la vie qui avait repris, et tout allait désormais à une vitesse incontrôlable, car la vie est ainsi faite, et l’histoire la suit, tu n’y avais jamais pensé, l’écrivain ?…
Era del tamaño de una moto grande; su chasis de marco abierto exhibía un entresijo de servos, tanques de compresión, engranajes, cilindros hidráulicos.
L’engin radiocommandé avait la taille d’une grosse moto, avec un châssis tubulaire qui révélait un fouillis dense de servomoteurs, de réservoirs d’air comprimé, de boulons, d’engrenages et de circuits hydrauliques.
Como era habitual en los hijos de Hefesto, Harley estaba jugueteando con un artilugio mecánico, cambiando de sitio los muelles y los engranajes. No me interesaba de qué se trataba, pero le pregunté a Harley por el aparato, esperando ganarme la aceptación del niño.
Comme c’est si souvent le cas chez les enfants d’Héphaïstos, Harley avait dans les mains un engin mécanique, dont il déplaçait des rouages et des ressorts. Je n’étais pas vraiment curieux, mais je lui ai demandé ce que c’était pour gagner ses bonnes grâces.
En medio del río, los más estrafalarios artilugios —algunos con alas de murciélago que al parecer no volaban, otros con descomunales engranajes metálicos como las entrañas de un viejo reloj suizo— navegaban inútilmente en círculo, para indignación de los hombres y mujeres que iban a bordo.
Au milieu du fleuve, différents engins bizarres tournaient vainement en rond à la grande fureur des hommes et des femmes qui étaient à bord, il y en avait qui étaient équipés de sortes d’ailes de chauve-souris mais qui semblaient incapables de voler, d’autres avaient à leur bord de gigantesques machineries de métal qui faisaient penser aux entrailles d’une vieille montre suisse.
El exacto engranaje del artefacto, manipulado por el sol, no es una patraña: me ha hablado la señorita Scamporrino de unas manchas de humedad en la balaustrada que ella no se explicaba pero cuyo origen me parece ahora claro: un trozo de hielo se ha disuelto realmente allá arriba, empapando la arenisca de debajo ...
L’engrenage de cet engin à retardement manœuvré par le soleil n’est pas une blague : Mlle Scamporrino m’a signalé certaines traces d’humidité sur la balustrade selon elle inexplicables, mais dont l’origine me paraît désormais claire : un morceau de glace s’est bel et bien dissous là-haut, imprégnant la terre sous-jacente… »
Por algún motivo consideraban probable que se lo robara si tenía la oportunidad, lo que naturalmente era una estupidez, porque aquel trasto no solo me parecía siniestro —¡funcionaba con sangre!—, sino que tampoco tenía la menor idea de cómo se utilizaban sus incontables engranajes, palancas y cajoncitos. Pero, en lo que al tema de los robos se refería, todos los Vigilantes se comportaban como unos paranoicos.
Pour je ne sais quelle raison, ils pensaient que je pourrais le voler. Ce qui était évidemment complètement stupide. Non seulement cet engin m'inquiétait - il fonctionnait avec du sang ! -, mais je n'avais pas non plus la moindre idée de la façon d'actionner ses roues dentées, manettes et tiroirs de toutes sortes. Néanmoins, les Veilleurs étaient tous paranos en ce qui concernait l'éventualité d'un vol.
Ahora, en cambio… Tal vez no sea casualidad el que un tullido, Hefaistos, haya construido ingeniosas máquinas, puesto que un ser común y corriente no necesita izarse mediante engranajes, cadenas y piezas de metal para franquear los obstáculos que encuentra en su camino. Así que es en la línea del progreso donde se insertaba Einhorn, máxime porque la humanidad íntegra está tan aficionada a los artefactos, que no parecía que él dependiese más que otros de tal o cual armatoste, dispositivo, puerta corrediza o servicio público.
Tandis que maintenant – eh bien, ce n’est sans doute pas le fruit du hasard qu’Héphaïstos, l’infirme, ait conçu des machines ingénieuses ; un homme normal n’a pas à se hisser ou se propulser par-dessus les obstacles à l’aide de manivelles, de chaînes ou autres objets de métal. Qu’Einhorn fût capable d’accomplir tant de choses allait dans le sens du progrès ; depuis que l’humanité avait tellement avancé en matière d’appareils, il n’était pas réellement plus dépendant que ceux qui ne pouvaient se passer de tel ou tel article, engin, gadget, porte coulissante, service public ;
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