Translation for "desplegándose" to french
Translation examples
—Antenas desplegándose —informó Bernus desde su consola.
— Déploiement en cours », annonça Bernus de sa console.
Alerta> nueve chikoya desplegándose en formación de adquisición. Sujeto alfa:
Alerte> Déploiement offensif de neuf Chikoyas. Sujet alpha :
A continuación Riordan señaló hacia el oeste, y vieron una escena similar desplegándose en esa dirección.
Riordan esquissa ensuite un mouvement en direction de l’ouest et les deux hommes assistèrent à un déploiement de forces similaire.
Y mientras Luce soñaba con las alas más gloriosas desplegándose —jamás había visto nada parecido—, dos ángeles se estrechaban la mano junto a las vigas del techo.
Et tandis que Luce dormait sous le plus superbe déploiement d’ailes qu’elle ait jamais vu, deux anges échangèrent une poignée de main.
Entre la segunda y la tercera copa, Watanabe se entera de los daños causados al noreste del país. Particularmente en la región de Tōhoku, donde está desplegándose un operativo militar.
Entre son deuxième et son troisième verre, Watanabe s’enquiert des dégâts subis dans le nord-est du pays, en particulier dans la région de Tōhoku, où se déploie une opération militaire.
Un batallón se había escurrido a través de un arco en el rincón más alejado del patio y estaban desplegándose para dar comienzo a una meticulosa inspección de todos y cada uno de los ladrillos y piedras.
Un bataillon de petites créatures déboule par un passage voûté dans un angle de la cour et se déploie de manière à passer scrupuleusement en revue chaque brique, chaque pierre de la cour.
A veces me imagino toda la ciudad elevándose del océano prehistórico, desplegándose como una anémona de mar o los dedos de un guante de goma cuando uno sopla en su interior, echando brotes a sacudidas, lo que recordaba aquellas imágenes, granulosas y de color marrón, de flores abriéndose que solían poner en el cine —¿cuándo era eso?— antes del pase de la película.
Il m’arrive d’imaginer que la ville émerge du mince océan préhistorique, se déploie comme une anémone de mer ou les doigts d’un gant de caoutchouc quand on souffle dedans, et surgit par saccades tels ces courts-métrages sur les fleurs, sombres et pleins de grain, qu’on voyait autrefois au cinéma – quand cela ? – avant le grand film.
Se quedó callado, con los ojos clavados en la calzada. En la oscuridad de las afueras, no había nada que ver salvo las luces traseras de otros coches a lo lejos, el rollo de asfalto desplegándose sin cesar, los elementos gigantescos del mobiliario vial de la autopista. –A lo mejor decepciono a Dios sólo por pensarlo. –Bueno –dijo ella con un suspiro–. Él ya lo sabe, así que puedes decírmelo.
Il fixait calmement la route. Dans l’obscurité des abords de la ville, on ne voyait rien, à part les feux arrière des autres voitures, au loin, le déploiement infini de l’asphalte, les infrastructures gigantesques de l’autoroute. « Le fait même que cette pensée m’ait traversé l’esprit, j’ai l’impression que ça pourrait décevoir Dieu, reprit-il. – Bon, soupira-t-elle. Mais puisqu’Il sait déjà, autant me le dire maintenant. »
Era emocionante, mejor que sus sueños más alocados: el avión de carga sin carga que aterrizaba en una pista secreta, el todoterreno negro perforando la noche negra y, finalmente, el viaje por encima de los tejados de todo el grupo desplegándose como felinos en la oscuridad, guiados por el olor del sufrimiento de las chicas y las mujeres cautivas y esclavizadas en barracones que se usaban como burdeles clandestinos, desde los cuales las iban a introducir ilegalmente en Estados Unidos bajo la amenaza de torturarlas y matarlas si no accedían.
L’aventure dépassait en exaltation leurs rêves les plus fous : l’avion-cargo, réduit au strict nécessaire, qui atterrit sur l’aérodrome secret, les 4 x 4 noirs qui percent la nuit de jais, et puis la course sur les toits, le groupe qui se déploie dans l’obscurité comme une horde de félins attirés par la souffrance des filles et des femmes retenues captives dans une maison d’abattage d’où elles passeraient bientôt clandestinement aux États-Unis sous la menace de tortures et de mort.
De hecho había buscado señales de que pudiera estarle mintiendo: aquellas grandes y sangrientas compresas que su madre enrollaba en la basura y que siempre acababan desplegándose.
Il avait, en fait, cherché des signes prouvant qu'elle mentait : ces énormes serviettes hygiéniques pleines de sang que sa mère roulait toujours dans la poubelle et qui finissaient toujours par se déplier en moins d'une journée.
Pero se forzó a detenerse junto al registro del vestíbulo, en donde copió los nombres de todas las personas famosas que le habían dado su pésame a la adorable viuda del rey judío de los vuelos charter para musulmanes, sin sospechar en absoluto la existencia de aquel drama que estaba desplegándose bajo sus salaces narices.
Mais il se força à s’arrêter près du registre dans le vestibule et copia les noms de toutes les âmes célèbres qui étaient disponibles pour présenter leurs respects à la ravissante veuve du Capitaine des Charters Kasher pour la Mecque sans imaginer le drame qui allait se déplier sous leurs nez lascifs.
Estaba yo en mi habitación, en casa de Hervé, era ya muy tarde, la casa dormía por fin, sentado a esa especie de mesita-tablero, atareado escribiendo el patético relato del baile, cuando la puerta se abrió, a mi espalda, tan suavemente que apenas la oí cerrarse, lo que hizo que me volviese, y la vi, con su camisón, de organdí blanco o una tela de ese tipo, que dejaba un hombro desnudo al modo de las túnicas griegas, un fino tirante anudado en el otro hombro, un nudito cuyos lazos parecían alas de mariposa, no dijo ni una palabra, no sonreía, posaba en mí una mirada intensa, yo mismo era del todo incapaz de hablar, los hombros redondos, los brazos largos, pálidos y torneados, las manos colgando a lo largo de los muslos, los pies desnudos, la respiración rápida, los pechos erguidos y llenos, el camisón suspendido de sus pezones, cayendo recto, lo que crea un vacío entre la desnudez y el tejido, mis ojos buscaron el dibujo de sus caderas, su vientre, sus muslos, la forma general de su cuerpo, pero la lamparita junto a mí no era fuente de transparencia, habría debido de estar detrás de ella para dibujar su silueta, primero solo pensé en eso, en la mala posición de la lámpara que volvía opaca aquella promesa de transparencia, la cosa habría sido distinta si la lámpara hubiera estado detrás de ella, ambos permanecíamos inmóviles, yo ni siquiera me había levantado, no hice el menor gesto hacia ella, que permanecía de pie, con la puerta cerrada a sus espaldas, y yo sentado, vuelto de tres cuartos, con una mano que permanecía sobre la mesa, que cierra el cuaderno tanteando, la tinta va a secarse en la pluma de mi estilográfica, me dije, pensé en eso, sí, que a fin de cuentas no podía cerrar esa estilográfica mientras intentaba adivinar la silueta de Violaine bajo la tela opaca, cuya blancura me deslumbraba, y vi su brazo izquierdo subiendo a lo largo de su pecho, sus dedos desplegándose cuando llegaron a la altura de su hombro, su pulgar y su índice tomando el extremo de la pequeña cinta, tirando suavemente de ella, deshaciendo así el lazo, y el camisón cayó a sus pies, con todo el peso del tejido, desvelando su cuerpo desnudo, y no creo que vea nunca jamás un cuerpo de mujer más bonito, ofrecido de pronto en la luz dorada de aquella lámpara, Dios mío, qué belleza, qué belleza, me repetí, si la luz se hubiera apagado para siempre habría muerto con el recuerdo de esa belleza, creo que estuve a punto de gritar, sin levantarme no obstante, absolutamente paralizado por la sorpresa y el arrobo, qué belleza, qué perfección, y creo haber experimentado un sentimiento de gratitud, nadie nunca me había hecho semejante regalo, pensé en eso también, pero sin moverme ni un ápice, fue ella la que se movió, fue a tumbarse en la cama, no me hizo una señal para que me acercara, no tendió los brazos hacia mí, no habló, no sonrió, esperaba que yo me acercase, y lo hice, por fin, fui hacia ella, y me mantuve de pie a su cabecera, no podía apartar los ojos de ella, tienes que desnudarte, me dije, te toca a ti, y lo hice, torpe, discretamente, sin generosidad alguna, volviéndole la espalda, sentándome al borde de la cama, ocultándome más que ofreciéndome, y cuando estuvo hecho me deslicé a su lado, y nada ocurrió, no la acaricié ni la besé porque algo había muerto en mí, o no quería nacer, lo que suponía absolutamente lo mismo, porque mi corazón mandaba mi sangre a todas partes salvo donde la esperaban, la sangre incendiaba mis mejillas, salpicaba las paredes de mi cráneo, golpeaba enloquecida mis sienes, pero ni una sola gota entre las piernas, nada entre las piernas, yo me decía incluso no te empalmas, no sentía nada entre las piernas, solo pensaba en eso, en esa inexistencia entre mis piernas. Debo decir que ella no contribuyó, ni una palabra tampoco, ni un movimiento, hasta que se levanta de pronto y oigo la puerta que se cierra tras ella.
J’étais dans ma chambre, chez Hervé, tard dans la nuit, maison finalement endormie, assis à cette espèce de petite table échiquier, occupé à écrire le récit pathétique de la danse, quand la porte s’est ouverte, dans mon dos, si doucement que je l’ai juste entendue se refermer, ce qui m’a fait me retourner, et je l’ai vue, dans sa chemise de nuit, un organdi blanc ou un tissu de ce genre, qui laissait une épaule nue à la façon des tuniques grecques, une fine bretelle nouée sur l’autre épaule, un petit nœud dont les boucles semblaient des ailes de papillon, elle n’a pas dit un mot, elle ne souriait pas, elle posait sur moi un regard lourd, j’étais tout à fait incapable de parler moi-même, les épaules rondes, les bras longs, pâles et fuselés, les mains pendant le long des cuisses, les pieds nus, le souffle court, les seins hauts et pleins, la chemise de nuit suspendue à leurs pointes, tombant droit, ce qui crée un vide entre la nudité et le tissu, mes yeux ont cherché le dessin de ses hanches, son ventre, ses cuisses, la forme générale de son corps, mais la petite lampe à côté de moi n’était pas source de transparence, il aurait fallu qu’elle fût derrière elle pour dessiner sa silhouette, je n’ai d’abord pensé qu’à cela, la mauvaise position de la lampe qui rendait mate cette promesse de transparence, c’eût été différent si la lampe avait été placée derrière elle, nous étions tous les deux immobiles, je ne m’étais même pas levé, je n’ai pas fait le moindre geste vers elle, qui restait debout, la porte refermée dans son dos, et moi assis, tourné aux trois quarts, une main restée sur la table, qui referme le cahier en tâtonnant, l’encre va sécher sur la plume de mon stylo me suis-je dit, j’ai pensé à cela oui, que je ne pouvais tout de même pas refermer ce stylo tout en cherchant à deviner la silhouette de Violaine sous le tissu opaque, dont la blancheur m’éblouissait à présent, alors, j’ai vu son bras gauche remonter le long de sa poitrine, ses doigts se déplier en arrivant au niveau de son épaule, son pouce et son index saisir l’extrémité de la petite bretelle, qu’elle a tirée doucement, défaisant ainsi le nœud, et la chemise est tombée à ses pieds, de tout le poids du tissu, dévoilant son corps nu, et je ne pense pas que je verrai jamais plus joli corps de femme, livré soudain dans la lumière dorée de cette lampe, mon Dieu quelle beauté, quelle beauté me suis-je répété, si la lumière s’était éteinte pour toujours je serais mort avec le souvenir de cette beauté, je crois bien avoir failli crier, sans pourtant me lever, absolument paralysé par la surprise et le ravissement, quelle beauté, quelle perfection, et je crois avoir éprouvé un sentiment de gratitude, personne jamais ne m’avait fait pareil cadeau, j’ai pensé cela aussi, mais sans bouger d’un pouce, c’est elle qui a bougé, elle est allée s’allonger sur le lit, elle ne m’a pas fait signe de venir, elle ne m’a pas tendu les bras, elle n’a pas parlé, elle n’a pas souri, elle attendait que je vienne, ce que j’ai fait, finalement, venir à elle, et je me suis tenu debout à son chevet, je ne pouvais pas la quitter des yeux, il faut que tu te déshabilles me suis-je dit, c’est ton tour, ce que j’ai fait, maladroitement, discrètement, sans aucune générosité, en lui tournant le dos, en m’asseyant sur le bord du lit, en me cachant plus qu’en me livrant, et quand ce fut fait je me suis glissé à côté d’elle, et rien ne s’est passé, je ne l’ai ni caressée ni embrassée parce que en moi quelque chose était mort, ou ne voulait pas naître ce qui revient absolument au même, parce que mon cœur envoyait mon sang partout sauf là où il était attendu, mon sang incendier mes joues, gicler sur les parois de mon crâne, cogner affolé à mes tempes, mais pas une goutte entre mes jambes, rien entre mes jambes, je ne me disais même pas tu ne bandes pas, je ne sentais rien entre mes jambes, je ne songeais qu’à cela, cette inexistence entre mes jambes, il faut dire qu’elle ne m’a pas aidé, pas un mot elle non plus, pas un mouvement, jusqu’à ce qu’elle se lève, soudainement, et que j’entende la porte se refermer derrière elle.
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