Translation for "est postérieure" to spanish
Est postérieure
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Ce ne fut qu’à ce moment-là que j’aperçus sa main postérieure. J’appris par la suite que lorsqu’un Wreed vous fait face de dos, c’est qu’il va parler sans détour.
Fue la primera vez que vi su mano trasera. Más tarde supe que si un wreed te mostraba su lado opuesto es que estaba a punto de decir algo especialmente franco.
Mais à travers des œuvres écrites par des dames qui en recueillirent postérieurement le bruit, ou par telle voyageuse européenne dont la curiosité fut récompensée en sachant ce qui se disait dans l’intimité des foyers du pays, sont parvenus jusqu’à nos jours de faibles échos de son inégalable piété et surtout de ce qu’on peut considérer comme son miracle le plus spectaculaire : durant le tremblement de terre le plus catastrophique de la fin du XVIIIe siècle, qui abattit la majeure partie des maisons de la capitale et des campagnes avoisinantes, la Maison de l’incarnation de la Chimba resta intacte, fermement debout, bien que ce ne fût qu’une construction d’argile et de tuiles comme toutes celles de l’époque.
Pero a través de obras escritas por damas que recogieron el rumor más tarde, o por alguna viajera europea cuya curiosidad le dio acceso a lo que se comentaba en la intimidad de los hogares del país, llegan hasta hoy tenues ecos de su piedad inigualable y sobre todo délo que puede considerarse su milagro más espectacular: durante el más catastrófico de los terremotos de fines del siglo dieciocho, el que derribó la mayoría de las casas de la capital y de los campos circundantes, la Casa de la Encarnación de la Chimba permaneció intacta, firmemente en pie, pese a que no era más que una construcción de adobe y teja como todas las de esos tiempos.
D’autres récits traitant plus particulièrement de la vie dans les milieux juifs de sa ville natale sont réunis dans les Contes d’Odessa. Critiqué de ne pas célébrer la « vie nouvelle », Babel se retira de la scène littéraire dès 1930. Arrêté en 1939, on suppose qu’il fut exécuté en 1941. Avertissement du traducteur La présente traduction suit l’édition princeps de Cavalerie Rouge, celle de 1926. Dès 1929, la Censure s’armait de ses ciseaux et émondait le texte original. Même les éditions postérieures à la réhabilitation d’Isaac Babel (1954), celle de 1957 préfacée par Ilya Ehrenbourg et la dernière, celle de 1966, ont maintenu ces coupures. Trois préoccupations ont apparemment guidé les censeurs : la politique, toute allusion à Trotski est biffée, la puritaine, tous les passages un tant soit peu érotiques sont voilés, enfin la nationaliste, les rares observations acides de l’écrivain sur le peuple russe sont gommées. En revanche, les quelques variantes de mots isolés semblent le fait de l’auteur lui-même ou le résultat d’une mauvaise lecture du texte primitif.
La suerte literaria de Isaak E. Babel es harto extraña si consideramos que fue censurado tanto por el régimen zarista, que calificó sus primeros cuentos de «perjudiciales a la moral», como por la crítica dogmática del estalinismo, para cuyos censores la obra de Babel se apartaba de las doctrinas literarias. Si bien en los inicios de la revolución de octubre de 1917, los escritores rusos habían gozado de cierta libertad de expresión, el Congreso de Escritores de la Unión Soviética, formado más tarde y del que surge la teoría del realismo socialista, desdeña en 1934 a Babel. En La escritura invisible (1954), Arthur Koestler define con una frase los postulados de esa extraña estética: «El personaje principal ya no era un individuo, sino un grupo». Los primeros cuentos de Caballería roja aparecieron en la revista Krasnaia en 1924. A pesar de su contenido autobiográfico y a veces confesional, estos relatos tienen una atmósfera literaria original y llena de imaginación. Para su autor, lo más importante es retratar el ambiente del frente de batalla y la vida cotidiana de los soldados —rusos, polacos, cosacos— que intervienen en ella. Iglesias católicas y sinagogas de Galizia, en el sur de Polonia, son los escenarios de los primeros cuentos, pero más adelante conocemos también los albergues y los campamentos en donde se hospedan, riñen y dialogan, «los puros y elementales cosacos de la Caballería roja», como ha dicho acerca de este libro Sergio Pitol. Uno de los aciertos más interesantes de esta obra es el testimonio que nos ofrece Babel sobre el rompecabezas social de su tiempo.
À coup sûr, elle ne pourrait se trouver à l’Académie Royale car, à Riseholme, la culture, sous la férule de Madame Lucas, négligeait, comme dénuée d’intérêt, toute tentative artistique postérieure à la mort de sir Joshua Reynolds, et même une bonne partie de la production antérieure… Le mari de Madame Lucas, d’autre part, avec sa manie tenace des évidences premières, serait fort capable – quel gâcheur ! – et avant même d’attendre la confirmation de la femme de chambre, de conclure tout bonnement que Madame Lucas était rentrée de la gare à pied. Or donc, le mobile qui l’avait poussée à expédier le fiacre en avant-garde, bien que conçu dans son subconscient, s’insinua bientôt dans sa conscience claire. Ces intuitions qui lui faisaient entrevoir les réactions des gens devant l’arrivée du fiacre sans elle, jaillirent des profondeurs de la nature instinctivement théâtrale qui constituait la toile de fond de sa tournure d’esprit. Cette mentalité la poussait à tenir en toute occasion et comme de droit divin le premier rôle dans les divertissements scéniques auxquels les personnes cultivées de Riseholme condescendaient (ou plus exactement s’escrimaient) à consacrer les quelques loisirs que leur permettaient leurs travaux artistiques ou littéraires et leurs obligations mondaines.
A buen seguro no se habría dignado visitar la Royal Academy, puesto que la escena cultural de Riseholme, liderada por la propia señora Lucas, despreciaba y no concedía ningún valor a todos los esfuerzos artísticos posteriores a la muerte de sir Joshua Reynolds, y a una buena parte de todo lo anterior también… Y en cuanto a su marido, con su fino olfato para lo obvio, sería enojosamente capaz de concluir, incluso antes de que la doncella confirmara su suposición, que la señora Lucas simplemente había decidido hacer el camino a pie desde la estación. La razón, por tanto, que la había impelido a mandar al carruaje por delante, aunque surgió de un modo subconsciente, no tardó en penetrar en su consciencia, y todas aquellas conclusiones a las que otras gentes podrían llegar cuando vieran que la calesa se presentaba sin ella dentro, brotaron de los teatrales instintos que conformaban en buena parte su mentalidad y que, como por derecho divino, siempre le permitían ostentar el protagonismo en los histriónicos entretenimientos con que se solazaban los miembros de la élite cultural de Riseholme —o, más bien, en los que se afanaban tenazmente— en los escasos momentos en que podían liberarse de sus estudios de arte y literatura, así como de sus compromisos sociales.
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