Translation examples
Mma Ramotswe examina la feuille de papier à entête, puis secoua la tête.
Mma Ramotswe echó un vistazo al encabezamiento de la hoja y asintió.
Johnny en ramassa une. Elle portait comme entête : Collège Royal, cinquième année. — Alors?
Johnny tomó una hoja y la miró. El encabezamiento decía «Colegio Real, Quinto Curso». —¿Y bien?
Un bourdon entêté se cognait la tête contre l’unique fenêtre crasseuse en essayant de sortir.
Un obstinado abejorro daba cabezazos contra los sucios cristales de la única ventana de la pieza.
D'autres villes du Kansas se sont emparées du titre, mais les habitants de Kinnakee les ont ignorées avec fierté et entêtement.
Otras ciudades de Kansas lucharon por el título, pero los habitantes de Kinnakee las ignoraron, obstinada, orgullosamente.
Et comme cette noble institution s’entête à estimer légale cette parodie de justice, tous nos liens, nos engagements, nos alliances et nos titres sont caducs.
Y, puesto que insisten en creer que esa pantomima fue legal, todos nuestros vínculos, compromisos, asociaciones y títulos se fueron por la borda.
Ruth demeura muette, reconnaissant la vérité de chaque mot. – Il perd son temps avec la littérature, en essayant d’accomplir par entêtement ce à quoi parviennent rarement des génies et quelques rares hommes doués d’une parfaite culture.
Ruth permanecía callada. Debía reconocer que cada una de aquellas palabras era cierta. —Pierde el tiempo escribiendo, intentando conseguir lo que sólo algunos pocos hombres de genio, con títulos universitarios, a veces llegan a conseguir.
Un gros policier, l’air sérieux, accrocha un avis à un arbre : La ville belge de Louvain occupée par les troupes allemandes, lisait-on, avec comme entête les paroles du général von Kluck : « Nous allons apprendre aux Belges à respecter l’Allemagne ! »
Un grueso policía que se daba mucha importancia enganchó en un árbol una nueva comunicación, y en el acto se vio rodeado de gente. «La ciudad belga de Lovaina, ocupada por las tropas alemanas», anunciaba la hoja, y el ostentoso título consistía en estas palabras del general Von Kluck: «¡Enseñaremos a los belgas a respetar a Alemania!».
Ce que je fis et pensai durant les quatre ou cinq heures qui suivirent ne vaut pas la peine d’être raconté tout au long, à commencer par l’effet qu’eut sur moi, en sortant du Guarini, la rencontre de Meldolesi (il souriait, lui, sans chapeau ni cravate, le col de sa chemise rayée rejeté en arrière, à la Robespierre, et il se hâta de me confirmer, comme s’il en eût été besoin, l’« entêtement » de la Fabiani à mon égard, son refus catégorique de « fermer l’œil rien qu’une fois de plus ») pour continuer par la description du long vagabondage désespéré et sans but auquel je m’abandonnai tout de suite après avoir reçu de ce même Meldolesi une petite tape sur la joue en guise de congé et d’encouragement.
Lo que hice y pensé en las cuatro o cinco horas siguientes, empezando por el efecto que tuvo en mí, nada más salir del Guarini, en encuentro con el profesor Meldolesi (sonriente, el buen hombre, sin sombrero ni corbata, con el cuello de la camisa a rayas echado hacia atrás sobre el de la chaqueta, se apresuró a confirmarme la «terquedad» de la señora Fabiani en relación conmigo, su negativa categórica a «hacer la vista gorda una sola vez más»), para continuar con la descripción del largo y desesperado vagabundeo sin rumbo fijo a que me abandoné nada más recibir del profesor Meldolesi un papirotazo en la mejilla a título de despedida y aliento, no vale la pena contarlo por extenso.
Les personnages du Chevalier inexistant s'agitent comme des marionnettes siciliennes, mais ce qui leur tient lieu de fil, c'est une secrète angoisse. LA MÉCANIQUE DU CHARME PAR ROLAND BARTHES Dans un écrivain, il y a quelque chose qui toujours est têtu, toujours est entêté, toujours, finalement, est irréductible – et, par là même, il est très difficile d’en parler – et qui est, disons, ce que l’on appelle encore la littérature… ou peut-être l’écriture, mais ne raffinons pas sur la distinction. Or, le fait que Calvino est une voix de la littérature se voit immédiatement dans ceci que son écriture n’appartient qu’à lui. Il a une écriture qui est absolument spécifique : comme tout grand écrivain. On la reconnaît. Et c’est ce que l’on appelle, dans le jargon scientifique, un idiolecte, une façon d’écrire qui lui est propre. L’idiolecte d’un écrivain est toujours une sorte de dosage, la combinaison très subtilement dosée d’un certain nombre de charmes – en prenant le mot au sens fort qu’il avait au dix-septième siècle, c’est-à-dire d’enchantement – ;
Prólogo Con la historia de un caballero que no existe, Agilulfo Emo Bertrandino de los Guildivernos y de los Otros de Corbentraz y Sura, nombre que por sí solo podría llenar una armadura entera, llegamos al final de la trilogía que Italo Calvino consagró en la década de los 50 a nuestros antepasados y cuyos títulos anteriores (El vizconde demediado y El barón rampante) se han publicado ya en Libro Amigo. Al igual que en el caso de las otras novelas del ciclo, el mecanismo que desencadena en la mente del autor El caballero inexistente es una imagen: una armadura que anda y que por dentro está vacía. Y como ocurría con las precedentes, nada más lúcido que la propia reflexión de Calvino sobre la tesis y la intención de este relato: «Del hombre primitivo que, al ser todo uno con el universo, podía denominarse aún inexistente, por indiferenciado de la materia orgánica, hemos llegado lentamente al hombre artificial que, siendo todo uno con los productos y las situaciones, es inexistente porque ya no se roza con nada, ya no se relaciona (lucha, y a través de la lucha, armonía) con lo que (naturaleza e historia) está a su alrededor, sino que se limita a “funcionar” abstractamente.»
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