Translation for "entendis" to spanish
Entendis
Translation examples
escuchó
J’entendis un miaulement.
Escuché un maullido.
Je n'entendis pas ce qu'il me répondit.
No escuché su respuesta.
Je l’entendis, mais enregistrée.
Y la escuché, pero en una grabación.
J’entendis ses pas à l’intérieur.
Escuché sus pasos dentro.
Je m’entendis rire.
Me escuché a mí mismo reír.
J’entendis des pas derrière moi.
Escuché unos pasos a mi espalda y me volví.
J’entendis la porte s’ouvrir.
Escuché que la puerta se abría.
La voix que j’entendis était enrouée.
La voz que escuché era de arena.
J’entendis des voix dans le couloir.
Escuché voces en el pasillo.
J’entendis le sifflement, en hurlant.
Escuché el silbido, aullando.
Je suis… (je l’entendis bâiller)… fatiguée.
Estoy… —Se oyó un bostezo—… cansada.
C’est alors que j’entendis le bruit.
Entonces se oyó ese ruido.
Je n’entendis aucune réponse, pas le moindre son.
No se oyó nada, ni el más mínimo ruido.
J’entendis la poignée tourner lentement.
Se oyó cómo el pomo giraba despacio.
J’entendis un sinistre craquement d’os.
Se oyó un ruido siniestro de huesos que se rompen.
À ma stupéfaction, j’entendis Espen ronfler.
Para mi horror, se oyó un ronquido procedente de Espen.
— Si près du but… l’entendis-je dire.
—Tan cerca —le oyó decir.
Mais moi j’entendis, ainsi qu’Enzo qui était à côté de moi, et naturellement Stefano entendit lui aussi.
Pero yo lo oí, y lo oyó Enzo que estaba a mi lado, y naturalmente lo oyó Stefano.
« J’entendis alors que l’on traînait quelque chose sur le sol.
Se oyó el ruido de algo que arrastraban por el suelo.
J’entendis cliqueter bruyamment la clef qui tournait dans la serrure.
Se oyó el sonido metálico de la llave girando en la cerradura.
escuchado
Alors j’entendis le plus doux de tous les bruits.
Entonces oí el sonido más dulce que he escuchado nunca.
J’entendis alors, au loin, le son le plus surnaturel qui eût jamais frappé mes oreilles.
Entonces, lo oí en la distancia: el sonido más escalofriante que había escuchado en mi vida.
« Attends, je vais mettre une de leurs cassettes », dit-il. Ce que j’entendis était assez déconcertant mais, si on l’écoutait attentivement, il y avait quelque chose derrière.
—Te voy a poner una de sus cintas —dijo. Lo que oí era desconcertante, pero escuchado con detenimiento tenía cierto sentido.
« Dépêchez-vous, Sara », entendis-je Harlan me dire. Je me demandai pourquoi il continuait à parler à voix basse puisque les hommes avaient entendu le crissement de la voile.
—¡Date prisa, Sara! —oí gritar a Harlan, y me extrañó que continuara hablando en voz baja cuando los marineros ya habrían escuchado el crujido de la vela.
Nous avions parcouru environ trois des cinq kilomètres que nous devions franchir avant d’atteindre notre destination lorsque j’entendis un bruit sinistre comme je n’en avais jamais entendu à Havatoo.
Habíamos recorrido aproximadamente dos millas de las tres que teníamos que cubrir para llegar a nuestro destino, cuando oí un siniestro ruido que nunca había escuchado antes en Havatoo.
J’entendis un bruit de pas qui allaient et venaient dans la chambre, des froissements d’étoffes qu’on pliait et qu’on dépliait, le cliquetis des dés, des aiguilles, des ciseaux de femmes qui ajustaient des rubans, qui épinglaient des fichus, et ces babillages, ces bourdonnements de fraîches voix que j’avais souvent entendus dans la maison de ma mère quand mes sœurs s’habillaient pour le bal.
Oí un ruido de pasos que iban y venían dentro de la habitación, el roce de telas que se doblaban y se desplegaban, ruido producido por dedales, agujas y tijeras de mujeres que ajustaban cintas, prendían chales y ese parloteo, ese murmullo de frescas voces que con frecuencia había escuchado en casa de mi madre cuando mis hermanas se vestían para el baile.
Il était tout proche. Il avait entendu chacun des mots que nous venions de prononcer, avait reçu en plein cœur la nouvelle de notre prochaine union. La plainte déchirante se transforma en sanglot étranglé, puis le calme revint. Si je ne l’entendis pas fuir, je ressentis sa soudaine absence avec violence. — Parce que ton radiateur est hors d’usage, marmonna Edward.
Se hallaba muy cerca y había escuchado todas y cada una de mis palabras, y sentía un dolor agudo, como una agonía. El aullido se quebró en un peculiar sollozo estrangulado y después se hizo el silencio de nuevo. Esta vez tampoco fui capaz de escuchar su marcha, pero la sentí: reparé en la ausencia que antes había malinterpretado, noté el vacío que había dejado su partida. –Parece que a tu estufa se le ha acabado el butano -respondió Edward con serenidad-.
Et soudain le silence à nouveau, un mirage de paix que venait rompre la voix du lieutenant : « Emmenez celui-ci et remmenez-moi le précédent. » L’acuité de son accent transperçait la cloison, envahissait mes oreilles telle une malédiction, une menace, une promesse de l’enfer qui allait ressusciter dans l’instant. Et à nouveau des hurlements, encore des coups, les échos d’une douleur de plus en plus nue, plus épuisée. Encore plus de douleur : « Ne me frappez plus, je ne sais rien d’autre, je vous ai tout dit, je vous assure que je ne sais rien, ne me frappez plus. » Puis j’entendis un bruit différent, léger, doux et plus terrible : le bruit des pas de ma petite sœur Pepa sur les tommettes. « Que se passe-t-il, Nino ? Que font-ils ? Qu’est-ce que c’est ? Je ne peux pas dormir. » Les larmes frémissaient dans sa petite voix, à peine un filet, terrorisée et sale, qui réveilla la mienne. « Ce n’est rien, petite sœur, juste un film », ma voix prenait de l’assurance tandis que je mentais, « ils passent un film », tout comme Dulce m’avait menti quelques années auparavant, « viens, mouche-toi », j’avais alors entendu tellement de coups que je pouvais les distinguer les uns des autres.
—No. —No se puede vivir así, Antonino, así no se puede vivir, porque mañana es fiesta, pero pasado habrá que ir a la compra, y me tocará hacer cola con las mujeres, con las madres, con las hermanas de esos a los que les acabáis de romper todos los huesos, y no tendré valor para mirarlas a la cara, ¿me oyes?, me faltará el valor, y tus hijos saldrán a la calle, a jugar, y los otros niños no querrán ni rozarse con ellos, les tratarán como a unos apestados, y tú no te enterarás de nada, claro, tú, como llevas uniforme, pues… No era la primera vez que escuchaba aquel discurso, aquella voz monótona que se deshilaba en cada sílaba, porque apenas llegaba entera al final de cada palabra pero conservaba las fuerzas justas para pronunciar la primera sílaba de la palabra siguiente y agonizar de nuevo, muy despacio. Había escuchado otras veces discursos semejantes pero ninguno había terminado como aquel. —¿Qué te pasa, Antonino? —porque de repente, madre volvió a ser ella, a hablar como ella, y sus pies a resonar veloces sobre el suelo—. ¿Qué tienes? No hubo respuesta, sólo un sonido ronco, gutural, anacrónico, como si el tiempo se hubiera vuelto loco, como si el ruido de los calabozos hubiera resucitado por su cuenta para instalarse en la cocina de mi casa, donde nadie acompañaba a mis padres.
How many English words do you know?
Test your English vocabulary size, and measure how many words you know.
Online Test