Translation for "empoisonner" to spanish
Translation examples
Des douleurs ? — Pas empoisonné... pas empoisonné...
—¿Náuseas? ¿Dolor? —No es veneno… No es veneno
Avait-il de la fièvre ? Délirait-il ? — J'suis pas empoisonné... Ça va... j'suis pas empoisonné... pas empoisonné...
¿Tenía fiebre? ¿Estaba delirando? —Veneno, no —farfulló—. No es veneno. Estoy bien… No es veneno.
— Vous voulez dire… l’empoisonner ? »
–¿Se refiere al veneno?
Mais si ces crânes étaient empoisonnés ?
Pero ¿era veneno lo que tenían en las manos?
– Tu m’empoisonnes à petites doses.
–Sólo un poco de veneno.
L’empoisonner sera bien plus simple.
El veneno es mucho más sencillo.
Ils ont cru à un empoisonnement, moi aussi d’ailleurs.
Pensaron que era veneno, y yo también.
On suspectera peut-être un empoisonnement.
No se sospecharía del veneno.
— Est-ce que vous avez un stylo empoisonné ? — Sam !
—¿Tiene una pluma con veneno? —¡Sam!
Sans avoir à empoisonner l’atmosphère.
Sin añadir más veneno al aire.
Pour empoisonner mes invités ?
¿Para envenenar a mis invitados?
D’empoisonner un patient ?
¿De envenenar al paciente?
Elle peut l’empoisonner
Lo puede envenenar...
Pour empoisonner tout le monde !
¿Para envenenar a todo el mundo…?
— Pour empoisonner les Chinetoques ?
—¿Que me dedico a envenenar chinos?
Elle avait empoisonné ma vie alors il fallait que j’empoisonne la sienne.
Había envenenado mi vida, así que yo tenía que envenenar la suya.
— Assez pour empoisonner quelqu’un ?
—¿Suficientes para envenenar a alguien?
j’aurais cru qu’il voulait nous empoisonner.
hubiera creído que nos había querido envenenar.
Morales avait-il l’intention de l’empoisonner ?
¿Morales lo quería envenenar?
Combien encore à empoisonner ?
¿A cuántos más iba a envenenar?
Peut-être un empoisonnement à l’oxyde de carbone dû à une chaudière déficiente.
O que se intoxicara con el monóxido de carbono de una estufa de leña.
Le garage était ouvert, ce qui éliminait tout risque d’empoisonnement au monoxyde de carbone.
La puerta del garaje estaba abierta, de modo que no había peligro de que se intoxicara con monóxido de carbono.
alors que depuis quelques mois, Zarco passait ses journées loin de la prison, il a rechuté, retrouvant son imparable habitude de se lamenter et ce vieux mélange fatidique consistant à se poser en victime et à faire preuve d’arrogance. Ça a recommencé à empoisonner nos conversations : Zarco disait que son travail consistant à plier et replier des cartons dans l’usine de Vidreres était un travail d’esclave, que ses horaires étaient des horaires d’esclave, que son salaire était un salaire d’esclave et qu’en résumé, il était sorti de prison pour mener une vie d’esclave, identique à celle qu’il avait menée en prison, voire pire.
ahora, cuando solo llevaba unos meses pasando el día lejos de la cárcel, el Zarco recayó otra vez en la costumbre imparable de lamentarse, y su vieja mezcla mortal de victimismo y arrogancia empezó a intoxicar otra vez nuestras conversaciones: el Zarco decía que su trabajo de doblar y desdoblar cartones en la fábrica de Vidreres era un trabajo de esclavo, que su horario era un horario de esclavo, que su sueldo era un sueldo de esclavo y que en resumen había salido de la cárcel para llevar una vida de esclavo idéntica o peor a la que llevaba en la cárcel.
Non, mademoiselle Mapp savait le fin mot de l’histoire, bien que n’en ayant pas encore clairement élucidé la nature. Avec la saine énergie que manifeste un estomac vigoureux lorsqu’il ne peut tolérer une nourriture avariée et la rejette, mademoiselle Mapp, qui ne pouvait se laisser insidieusement empoisonner en la retenant, rejetait délibérément la thèse selon laquelle l’égoïsme (fût-ce en cette époque où les journaux intimes et les récits autobiographiques faisaient florès), et la vogue de l’Antiquité justifiaient des études aussi poussées. Et tandis qu’elle s’emparait de ses petites jumelles de théâtre en aluminium pour vérifier si c’était bien Isabel Poppit qui pénétrait à présent en caracolant dans la papeterie de la Grand’Rue, elle s’exclama pour la trois cent soixante-cinquième fois de l’année au petit déjeuner : « Ça me défrise complètement ! » Cela faisait effectivement tout juste un an, ce jour-là, qu’elle avait aperçu pour la première fois, en pleine nuit, ces mystérieux carrés de lumière aux fenêtres de ses voisins. “Ça me défrise !” était, en fait, une expression récurrente dans le vocabulaire de mademoiselle Mapp, bien que son emploi réservé à l’usage exclusif d’un seul objet fût sans précédent. Mais rien jusqu’alors n’avait jamais réussi à la défriser vraiment… Les choses prenaient vie ;
No; la señorita Mapp intuía cuál era la verdad, aunque aún no había decidido cuánto de verdad había en esa verdad. Mentalmente, rechazó la idea de que la vanidad (aun en estos días tan prolijos en diarios y autobiografías) y las antigüedades explicaran tanto estudio nocturno; rechazó esa hipótesis con la misma benéfica y saludable intolerancia con la que un estómago recio y sano rechaza una comida en mal estado, y no se dejó intoxicar reteniendo aquellas malévolas patrañas en su mente más tiempo del estrictamente necesario. Así que no es de extrañar que decidiera utilizar los binoculares de aluminio ligero (que llevaba a la ópera para no pasar por alto ningún detalle que tuviera lugar en el escenario, y menos aún entre los —en apariencia— atentos espectadores) para confirmar si era Isabel Poppit la que subía con aquel paso ligero pavoneándose por High Street y entraba en la papelería y exclamara para sí misma, por tricentésima sexagésima quinta vez después de desayunar: «Resulta de lo más desconcertante…». Precisamente, aquel día se cumplía un año exacto desde que hubiera avistado por vez primera aquellos reflejos nocturnos en las persianas de sus vecinos. En realidad, «desconcertante» era una palabra que surgía con muy poca frecuencia en la cháchara de la señorita Mapp, y por lo tanto se trataba de un hecho sin precedentes que hubiera estado aplicándole, una y otra vez, tal expresión a un mismo asunto durante todo un año sin lograr desentrañar las auténticas razones por las cuales aquello resultaba tan «desconcertante». Aun así, tal chaparrón de tan desconcertante adjetivo no logró enturbiar ni un ápice su pura e inmaculada forma de expresarse. El ajetreo ya había comenzado;
L’odeur de la friche empoisonnée.
El aroma tóxico del páramo.
L’air était âcre, empoisonné.
El aire era acre, tóxico.
Vers le vaste désert empoisonné.
Hacia el páramo tóxico.
— C’est le train de la sauce empoisonnée de Massarde, fit Pitt.
–El tren de la «papilla tóxica Massarde» -murmuró Pitt-.
— Pas pour le moment. Notre seule hypothèse est celle d’un empoisonnement dû à un produit toxique.
—Aún no. Solo hemos llegado a la conclusión de que se trata de un envenenamiento tóxico.
Zhuren venait de lui indiquer le lieu de stockage du gaz empoisonné.
Zhuren acababa de informarles del lugar donde tenían almacenados los bidones del gas tóxico.
Je ne veux pas servir un bol de poisson empoisonné à mon pauvre mari.
Ni siquiera puedo servirle un cuenco de pescado no tóxico a mi pobre marido.
Deuzio, tu te rends compte que tu t’empoisonnes avec tout ce sucre ?
En segundo lugar, ¿te das cuenta de lo tóxico que es todo ese azúcar para tu cuerpo? ¿Te das cuenta?
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