Translation for "vestigia" to spanish
Vestigia
Translation examples
Recognizing in himself “the signs of ancient ardour,” he cites Virgil’s original: “adgnosco veteris vestigia flammae.”
Reconociendo en sí mismo «los signos de un antiguo ardor», cita el original de Virgilio: Adgnosco veteris vestigio flammae.
He can, at best, follow in Virgil’s footsteps, “adoring” their spoor: “sed longe sequere et vestigia sempre adora.”
Como mucho puede seguir las huellas de Virgilio y «adorar» su rastro: sed longue sequere et vestigia semper adora.
These signs and signals of undying love flash literally out of Dido’s remembrance, at the sight of Aeneas, of her former love for Sicheo: “adgnosco veteris vestigia flammae.”
Estos signos y señales del amor inmortal destellan literalmente en el momento en que Dido, cuando ve a Eneas, recuerda su viejo amor por Siqueo: Adgnosco veteris vestigia flammae.
Invece, mentre a tavola lui aveva tanto meditato senza trovare una soluzione, lei non era nel sottopassaggio, ma - tutt’a un tratto la vide - già in campagna, lí nella splendida campagna della contea di Morris che negli ultimi secoli era stata addomesticata da dieci generazioni di americani, e percorreva le strade collinari che adesso, in settembre, erano orlate dal rosso e dall’arancione spento degli ieraci, da un fitto tappeto di aster verghe auree, un immenso groviglio di fiori bianchi, blu, rosa e color vinaccia che coronavano artisticamente gambi banali, tutti i fiori che, quando era socia del Club 4-H, Merry aveva imparato a identificare e a classificare e che poi, durante le loro passeggiate, aveva insegnato a lui, cittadino, a riconoscere (- Vedi, papà, che sulla punta del petalo c’è un attacca?), cicoria, potentilla, cardo, garofano selvatico, euforbia, le ultime vestigia della senape selvatica che dai campi traboccavano decise sulla strada, trifoglio, girasoli selvatici, erba medica lunga e rada sfuggita da un’azienda agricola adiacente e fiera dei suoi semplici fiori color lavanda, il cucubalo con i suoi grappoli di fiori dai petali bianchi e sotto i petali il sacchetto oblungo che Merry amava farsi scoppiare rumorosamente nel palmo della mano, il dritto verbasco di cui staccava le linguiformi foglie vellutate per mettersele nelle scarpe da ginnastica (per essere come i primi coloni che, secondo il professore di storia, usavano come solette le foglie di verbasco), l’asclepiade di cui, da bambina, apriva con cautela i baccelli di squisita fattura per poter soffiare in aria la serica lanugine dei semi, sentendosi cosí in armonia con la natura, immaginando di essere il vento sempiterno.
Sin embargo, mientras él había estado a la mesa sin encontrar ninguna solución, ella no se encontraba en aquel paso inferior sino que, como su padre lo veía de repente, ya estaba en el campo, aquí, en el encantador campo del condado de Morris que había sido domado a través de los siglos por diez generaciones de norteamericanos, recorría los ondulantes caminos que ahora, en septiembre, estaban festoneados con el rojo y el naranja rojizo de la vellosilla anaranjada, con una apelotonada profusión de ásteres, varas de oro y zanahorias silvestres, una abundante y enmarañada cosecha de flores blancas, azules, rosas y rojo oscuro que coronaban artísticamente los prosaicos tallos, todas las flores que ella había aprendido a identificar y clasificar como un proyecto del Club 4 H y que luego, durante los paseos que daban juntos, había enseñado a reconocer a su padre, un muchacho de ciudad («¿Ves, papá, esa m-muesca en la punta del pétalo?»), achicoria, cincoenrama, cardo de los pastos, clavellinas silvestres, eupatorio maculado, los últimos vestigios de mostaza silvestre de flores amarillas, unas plantas robustas que desbordaban de los campos, trébol, milenrama, girasoles silvestres, filamentosa alfalfa escapada de una granja vecina que lucía su sencilla flor azul lavanda, la colleja con sus racimos de flores de pétalos blancos y la vejiga distendida en el fondo de los pétalos que a Merry le gustaba reventar ruidosamente en la palma de la mano, el verbasco erecto cuyas hojas aterciopeladas semejantes a lenguas arrancaba y llevaba dentro de las zapatillas (para ser como los primeros colonos, los cuales, según su profesora de historia, usaban hojas de verbasco como plantillas de zapato), el vencetósigo, cuyas vainas de factura exquisita la niña abría cuidadosamente para lanzar al aire con un soplo las minúsculas semillas provistas de un sedoso vilano, sintiéndose así unida a la naturaleza, imaginándose el viento eterno.
How many English words do you know?
Test your English vocabulary size, and measure how many words you know.
Online Test