Traduzione per "layups" a spagnolo
Layups
Frasi di contesto simile
Esempi di traduzione.
That's a layup, come on.
Eso es una bandeja, vamos
You missed a fucking layup, man.
Fallaste una bandeja, hombre.
Coach wants us to practice layups.
El entrenador quiere que practiquemos las bandejas.
And it's an easy layup for two.
Y es una bandeja fácil por 2 puntos.
And Marshall missed the layup.
Y Marshall erra la bandeja.
(laughs) It's a layup.
Es una bandeja.
No, you're more of a layup.
Más bien yo estoy en bandeja.
Missed the layup!
¡Falló la bandeja!
- That's a layup. - (Snickering)
- Eso es una bandeja - (Riéndose)
You got him shooting layups?
¿Le hiciste hacer bandejas?
Manny runs like that up and down the court, weaving through Big Henry and Marquise for layups.
Así corre Manny por la cancha, serpenteando entre Big Henry y Marquise para entrar en bandeja.
Because as long as we played hard on defense, we were getting steals and getting easy layups.
Si nos aplicábamos a fondo en la defensa, podíamos robar la pelota para conseguir bandejas fáciles.
Dashorn was indulging in the typical point guard’s fantasy, pump faking a jump shot from beyond the three-point line and then slashing down the lane through all the giants and vaporizing them with a layup.
Dashorn disfrutaba con la típica fantasía de escolta, amagando un tiro en suspensión desde la línea de tres para luego adentrarse a la carrera por entre todos los gigantes y dejarlos a la altura del barro con una bandeja.
With a lunge and a leap Jojo managed to get his hand up at least six inches above the rim as Perkins took off. But Perkins hurtled under the basket and did a twisting fall-away layup from the other side.
Con una embestida y un salto, Jojo se las arregló para colocar la mano casi un palmo por encima de la canasta en el momento en que Perkins se elevaba, pero el muy cabrón pasó por debajo del aro y la dejó en bandeja vuelto casi de espaldas al tiempo que caía.
The only point of contact between the worlds was Williams Arena, where Patty, when she sliced through a transitional defense for an easy layup or a no-look pass, experienced an extra little rush of pride and pleasure if Eliza was there watching. Even this point of contact was short-lived, because the more time Eliza spent with Patty the less she seemed to remember how interested in basketball she was.
El único punto de contacto entre ambos mundos era el pabellón deportivo Williams, donde Patty, cuando superaba una defensa de transición para concluir la jugada con una bandeja fácil o una asistencia sin mirar, experimentaba un extra de orgullo y placer si Eliza estaba viéndola. Incluso ese punto de contacto era fugaz, porque cuanto más tiempo pasaba Eliza con Patty, menos parecía recordar lo mucho que le interesaba el baloncesto.
Ferguson, those days were finished forever, and from now on it was basketball, which he had discovered at twelve when the ball stopped being too large and heavy for him to control, and by the time he was twelve and a half it had become the new passion of his life, the next best thing to movies and kissing girls, and how fortunate it was that Jim had arrived on the scene just then and was willing to give up three hours every week instructing him on how to play, what a miraculous turn that was, the right person at the right time—how often did that happen?—and because Jim was a good and conscientious player, more than good enough to have made his high school team if he had chosen to go out for it, he was a good teacher of fundamentals, and one by one he led Ferguson through the basic drills of how to execute a proper layup, how to move his feet on defense, how to box out for rebounds, how to throw a bounce pass, how to shoot free throws, how to bank the ball off the backboard, how to release the ball at maximum altitude when taking a jump shot, so many things to learn, dribbling with his left hand, setting picks, keeping his arms up on defense, and then the games of O-U-T and H-O-R-S-E at the end of each session, which turned into games of one-on-one in the second year, as Ferguson sprouted up to five-four, five-six, and five-seven, always losing to the taller, more experienced Jim but beginning to hold his own after his fourteenth birthday, at times respectable enough to pour in five or six straight jumpers through the netless rims of Riverside Park, the same denuded rims to be found in every public park across the city, and because they played by the New York rule of winners-out, whenever Ferguson went on one of his shooting sprees, he would come dangerously close to not losing.
Para el joven señor Ferguson se terminó el trotar junto a su madre en sus excursiones fotográficas de fin de semana, aquellos días se habían acabado para siempre, porque en lo sucesivo sería el baloncesto, descubierto a los doce, cuando la pelota dejó de ser demasiado grande y pesada para que pudiera manejarla, y ya cuando tenía doce y medio se había convertido en la nueva pasión de su vida, lo mejor después del cine y besar a las chicas, y qué suerte que Jim hubiera entrado en escena justo entonces y estuviera dispuesto a dedicar tres horas semanales a enseñarle a jugar, qué cambio tan milagroso, la persona justa en el momento oportuno —¿cuántas veces pasa eso?—, y como Jim era buen jugador, concienzudo, más que bueno para conseguir que el equipo de su instituto ganara si le hubiera dado por jugar en él, resultó ser un buen profesor de los principios básicos, y uno por uno hizo que Ferguson practicara los ejercicios fundamentales para hacer bandeja tocando el tablero, mover los pies en posición defensiva, bloquear para coger rebotes, hacer un pase picado, lanzar tiros libres, rebotar el balón en el tablero, soltar la pelota a máxima altura al tirar en suspensión, tantísimas cosas que aprender, botar con la mano izquierda, hacer bloqueos, mantener los brazos en alto en posición defensiva, y luego variaciones del juego en partidos de dos al final de cada sesión, que se convirtieron en partidos de uno contra uno en el segundo año, mientras Ferguson pasaba a cinco-cuatro, cinco-seis y cinco-siete, perdiendo siempre con Jim, más alto y experimentado, pero empezando a saber defenderse después de su decimocuarto cumpleaños, a veces lo bastante como para encestar de un salto en los aros sin red de Riverside Park, los mismos aros vacíos que podían encontrarse en todos los parques públicos de la ciudad, y como jugaban de acuerdo con las reglas neoyorquinas del cara a cara entre atacante y defensor, cuando Ferguson se entregaba a uno de sus arranques de lanzar a canasta siempre se quedaba a un paso de no perder.
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