Traduzione per "est habitué" a spagnolo
Est habitué
Esempi di traduzione.
Cyradis a un peu de mal à s’habituer à son nouveau statut, et j’ai beau faire, je n’arrive pas à la convaincre que les bijoux sont une parure indispensable à une impératrice. Elle préfère les fleurs, au grand désespoir des joailliers de Mal Zeth.
Cyradis tiene algunas dificultades para adaptarse a su nuevo estado. No consigo convencerla de que las joyas son el ornamento apropiado para una emperatriz. En su lugar, usa flores y la servil imitación de las demás damas de la corte ha causado enorme pesar en los corazones de los joyeros de Mal Zeth.
Laisse ton esprit s’habituer à ce que Dieu te donne.
Deja que tu mente crezca y utiliza lo que Dios te da.
Alex avait encore les yeux brouillés par le gaz lacrymogène, mais il s'y était habitué.
Los ojos le picaban aún a Alex por los gases y lo utilizó como ventaja.
D’abord, bien sûr, elle n’utilise pas de fusées, et j’ai du mal à m’habituer au luxe de la propulsion inertielle et au rayon d’action illimité.
Primero que todo, claro está, no utiliza cohetes: no me puedo acostumbrar al lujo del impulso inercial y del alcance ilimitado.
Croyez-moi, j’arrache régulièrement mes quatre-vingt-dix kilos à la maison, je charge le même haltère pour obtenir le poids auquel je suis habituée et, chaque jour, j’y rajoute une petite surcharge.
Créanme, en casa puedo levantar normalmente noventa kilos y a diario he comprobado la escala de la pared, añadiendo progresivamente pesas a la barra para alcanzar el peso que utilizo en Marte.
— Écoute, Bet, rassieds-toi et finis ton verre ! » Dick Butterfield lui parla sur un ton autoritaire auquel elle n’était pas habituée : elle obéit et s’affaissa lentement sur son banc, les sourcils toujours froncés.
—Bet, siéntate y termina tu cerveza. –Dick Butterfield utilizó un tono autoritario que su mujer no oía con frecuencia, de manera que obedeció, hundiéndose lentamente en el asiento, sin que su rostro perdiera el gesto de desagrado.
Il le raconte dans des lettres si vivantes et si « instructives » que le secrétaire d’État les communique au journal de Virginia City, le Territorial Enterprise. Enfin sédentarisé, Clemens junior en deviendra le collaborateur régulier sous le pseudonyme de Mark Twain, emprunté à l’argot des pilotes du Mississippi. Un peu plus tard, l’histoire de la grenouille sauteuse recueillie dans un camp de chercheurs d’or en Californie fera de lui l’humoriste national, répandu dans les grands journaux. Il se doit donc, humour oblige, de raconter de façon satirique ses reportages et voyages à travers le monde : Hawaii, Tanger, Gibraltar, l’Espagne, Marseille, Paris, l’Italie, Athènes, Constantinople, la Syrie, la Palestine, les Lieux saints, l’Égypte, l’Allemagne, l’Autriche, la Suisse, l’Angleterre, l’Amérique centrale, l’Océanie, l’Australie, la Nouvelle-Zélande, l’Inde, Ceylan, l’Afrique du Sud… C’est en 1895, au retour d’un séjour de quatre ans en Europe, qu’il publie, dans le magazine new-yorkais Harper’s, la biographie romancée, intitulée Personal Recollections of Joan of Arc (« Souvenirs personnels sur Jeanne d’Arc »). Les feuilletons ne portent aucune signature, prétendument traduits par un certain Jean François Alden : craignait-il de décevoir le public habitué à sa verve, à sa prose plaisante ou hilarante ? En tout cas, il embarrasse la critique un an plus tard, lorsque son œuvre paraît en volume sous son nom. Critiques et lecteurs sont déconcertés par le choix d’un sujet étranger à la culture protestante américaine. Et plus encore par la gravité, la piété même avec laquelle il le traite : pas un clin d’œil, pas la plus infime note d’humour, ni la moindre réserve.
Incluso de manera que parece claramente espontánea, su estilo narrativo, en esta obra, nos lleva a la época en que tuvieron lugar los acontecimientos que en ella se narran, empleando un inglés de corte clásico, diferente del lenguaje coloquial que utiliza en sus demás obras y que fue una de sus aportaciones más notables a la literatura americana. Esto no facilita, por cierto, su versión a otro idioma, pero es éste un reto con el que nuestro traductor se ha enfrentado decididamente, saliendo victorioso. Recuerdos personales sobre Juana de Arco —Personal Recollections of Joan of Arc— es el último título que Mark Twain eligió para este libro y, además, lo firmó con un seudónimo diferente del que habitualmente utilizaba: Jean François Alden. Para desarrollar el relato, acude al artificio literario de hacer que el fiel escudero de Juana, Louis de Conte, sea quien nos cuente toda la historia, de la que es cierto que fue un espectador —e incluso en no pocos sucedidos protagonista— de excepción, con lo cual los acontecimientos adquieren una inmediatez emocionante, permitiéndonos acercarnos a la protagonista hasta en los más delicados matices de su personalidad, que nos capta, que nos «obliga» a identificarnos con ella y a participar de su ingenuidad infantil en su pueblo natal, Domrémy; de su firmeza en la decisión de llegar ante el Rey; del magnetismo que ejercía en aquellas tropas, compuestas de elementos indeseables, brutales, asesinos, incluidos algunos de sus jefes supremos. Nos quedamos perplejos ante su inverosímil destreza para montar a caballo —sin haberlo nunca hecho anteriormente—, para llevar la armadura, para manejar la espada —aunque jamás dio muerte a nadie con ella—, en el centro del más terrible fragor de una batalla.
Dame Tazeu avait éveillé ma sexualité et m’avait habituée à être utilisée sexuellement.
La señora Tazeu había despertado mi sexualidad y había hecho que me acostumbrara a ser usada sexualmente.
Sachs est le nom avec lequel j’ai grandi, celui auquel je suis habituée, c’est tout. J’ai travaillé dur pour me faire un nom dans le métier et c’est sous ce nom que je suis connue, depuis le début.
Sachs es el apellido con el que me he criado, al que estoy acostumbrada. He trabajado muy duro para hacerme un hueco en la profesión y Andrea Sachs es el nombre que siempre he usado.
Les gens de la ville comme les voyageurs qui depuis un siècle fréquentaient l’Hostellerie de pierre s’étaient habitués à elle, sans jamais se demander avec quels subsides elle pouvait fonctionner, quelle en avait été l’origine et où en était la source.
La población y los viajeros que durante cien años habían usado el caravasar y se habían acostumbrado a él nunca habían pensado en la forma en que llegaban los fondos que lo mantenían, cómo habían surgido ni cuál era la fuente.
J’étais habitué aux costumes à trente dollars, aux chemises qu’on porte plusieurs jours de suite, à deux coupes de cheveux par mois, aux chaussures mal cirées, à un chapeau gondolé et avachi, aux ongles toujours cassés et parfois sales, et je considérais le repassage des pantalons comme une mode.
Estaba acostumbrado a mis trajes de treinta dólares, a las camisas usadas dos días seguidos, a dos visitas a la peluquería por mes, a los zapatos sin lustrar, al sombrero con las alas arrugadas y a las uñas siempre rotas y en ocasiones sucias. Y consideraba la costumbre de planchar los pantalones como algo inestable.
Je suis presque sûre que sa collection de disques de jazz m’a beaucoup influencée, ou qu’elle m’a du moins habituée à la musique abstraite – en plus des albums blues, folk et classiques de mes parents, car ma mère passait son temps à écumer les vide-greniers du quartier pour rapporter des coffrets de Mozart et de Beethoven.
Estoy casi segura de que la colección de jazz de mi padre me influyó a mí más tarde, o al menos hizo que me acostumbrara a la música abstracta. Eso y los discos de blues, folk y música clásica, ya que mi madre siempre volvía de las ventas de objetos usados de los vecinos cargada de colecciones de Mozart y Beethoven.
Cette aire villageoise où sèche en tas le raisin de Corinthe a sa taverne où de jeunes élégants en veston râpé et de vieux messieurs en complet sombre, éternels personnages de chœur grec, commentent les nouvelles du monde et celles du district du même ton rapide et détaché que les habitués des cafés athéniens.
Esa era pueblerina en donde secan, en montón, las uvas de Corinto, posee su taberna donde elegantes jóvenes con chaquetas usadas y señores con traje oscuro —eternos personajes del coro griego— comentan las noticias del mundo y las del distrito con el mismo tono rápido y despreocupado con que lo hacen los asiduos de los cafés atenienses.
il avait un placard pour ses squelettes et des presses pour toutes les choses dont il pouvait avoir besoin lorsqu’il se trouvait à Londres — instruments, spécimens, livres, le manuscrit incomplet d’un ouvrage sur la lithotomie, un grand nombre de vieilles lettres et d’enveloppes déjà utilisées au dos couvert de notes —, et elle était parfaitement habituée à ses manières comme à celles de Padeen, qui à terre lui servait de valet, habillé d’une culotte à boucles d’argent dont il était démesurément, scandaleusement fier.
Así podía disponer en Londres de un armario para los esqueletos, y de estantes con toda suerte de cosas que podía necesitar: instrumental, especímenes, libros, un manuscrito incompleto de un trabajo sobre litotomía, y un gran número de cartas viejas y sobres usados con notas al dorso. Ella se había acostumbrado a las rarezas del doctor, y también a las de Padeen, que hacía las veces de sirviente del doctor en tierra y que lucía unos calzones con botones y hebillas de plata de los que estaba excesiva y pecaminosamente orgulloso.
está acostumbrado a
Je m’étais habituée à lui.
Me había acostumbrado a él.
Elle n’est pas habituée.
No estaba acostumbrada a eso.
Nous y étions habitués.
Ya estábamos acostumbrados.
Ils y sont habitués.
Están acostumbrados a ellos.
Il s’y était habitué.
Ya se había acostumbrado.
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