Traduction de "gandin" à espagnol
Phrases de contexte similaires
Exemples de traduction
Mon ancêtre, en revanche, les connaissait bien. C’était d’ailleurs un parfait gandin.
—Probablemente, pero mi antepasado las conocía muy bien. Era un dandy mayúsculo.
Je suis avec vous, mon garçon, et ensemble nous libérerons le Mexique de l’emprise du sombre gandin Maximilien.
juntos seremos capaces de libertar a México de la oprimen te mano extranjera de ese dandy Maximiliano.
Elle commença par rejeter l’importun (gandin, petit-maître, dandy, Orlando sourit à nouveau comme s’il devinait les pensées de Laura, sa recherche des qualificatifs qu’on lui accolait couramment…) mais elle finit par se sentir attirée malgré elle, à l’entendre parler, car il lui offrait plus que ce qu’elle savait sur Santiago : le rejet initial allait être vaincu par un désir, celui d’en savoir plus sur Santiago.
Empezó por rechazar a este invitado (lagartijo, petimetre, dandy, volvió a sonreír Orlando, como si adivinara el pensamiento de Laura, la búsqueda de calificativos que los demás le colgaban repetidamente…) y acabó por sentirse atraída a su pesar, oyéndolo hablar, dándole a ella más de lo que sabía sobre Santiago: el rechazo inicial hacia Orlando iba a ser vencido por un apetito, la necesidad de saber más sobre Santiago.
Il avait du mal à croire que le garçon audacieux qu’il avait mis au monde de ses propres mains et vu grandir fut devenu un gandin.
Le costaba creer que el atrevido muchacho, a quien había traído al mundo con sus propias manos y visto crecer, se hubiese convertido en un dandi.
Il était si pauvrement vêtu (son vieux costume brun élimé avait dû être taillé au temps d’Eisenhower), que la stricte élégance pincée de Lombroso semblait le comble d’un snobisme délirant – et j’avais moi-même l’impression d’être un gandin dans ma cape brune galonnée d’or qui datait de cinq ans.
Iba vestido muy vulgarmente, con un sobado traje marrón de la era de Eisenhower, que hacía que el bien cortado traje de Lombroso pareciese de una exagerada jactancia, propia de un pavo real, y que incluso me hizo sentirme a mí como un dandi con mi esclavina color castaño con hilos de cobre, que tenía ya cinco años.
estupendo
Pendant que je rêvais d’Alice, jeune gandin persuadé d’être un superbe play-boy couvert de femmes, Anne pensait à mon remplaçant et me cocufiait allègrement en s’arrangeant pour que tout le monde le sache.
Mientras soñaba con Alice, joven pollo convencido de ser un estupendo playboy acosado por las mujeres, Anne pensaba en mi sustituto y me ponía los cuernos alegremente apañándoselas para que todo el mundo se enterara.
Dans la pénombre de la cave occupée par les vieilles comme des tas de chiffons qui bougeraient un peu, María Benitez tourne le contenu de la marmite posée sur les braises incandescentes, et l’odorante vapeur de cette infusion de chénopode(20) qu’on dit si bonne pour l’estomac se concentre pour donner forme à l’irréfutable vérité du fils monstrueux de don Jerónimo et d’Iris, que quelqu’un engendra en quelqu’un lorsque Inés finit par être enceinte, je ne veux pas la toucher parce que j’ai peur d’abîmer mon fils qui doit être parfait, et on dit que si quelqu’un fait l’amour avec… qui sait quand et où don Jerónimo a entendu cet on-dit qui définit son propre fils que voici, abîmé par tous les voyous du quartier, par tous les gandins qui ont chevauché Iris, par tous les généraux et les académiciens dissimulés sous la tête du Géant ; oui, don Jerónimo, votre fils va être un monstre sensationnel, digne d’un Azcoitía ; moi, Peñaloza, je ne pourrais engendrer la magnificence d’un fils monstrueux, mais seulement un nourrisson laid, faible, sous-alimenté, de ceux qui pleurent de faim et non parce qu’ils rêvent l’irréfutable réalité de cauchemars extraordinaires comme ceux que va faire le monstre produit par l’utérus fécond d’Iris Mateluna, continue, María, tu es guérisseuse et tu sais ce qu’on dit, continue à touiller cette casserole dont jaillit la vapeur dessinant le visage difforme, le corps contrefait qui arrachera don Jerónimo à sa placidité dans le fauteuil du Gub où il lit le journal et somnole, oublieux de toute noble entreprise, dans l’abandon des tâches du pouvoir, de tous les durs efforts d’antan, car il préfère cultiver son flasque double menton par lequel il trahit la souffrance de mon père, laquelle est digne de respect, vous n’avez pas le droit de le désillusionner, don Jerónimo, à aucun prix ni pour rien au monde, comme dirait la María Benitez en continuant de touiller la marmite qui convoque le monstre rédempteur, et toi, Amalia, confirme que tu as bien entendu dire la même chose, ne l’interromps pas, Dora, ni toi Rita, pour affirmer que cela n’a rien à voir avec Iris car la pauvre n’a jamais été avec personne, ni avant ni après, les hommes n’existent pas, c’est la Brígida qui a inventé la grossesse miraculeuse, la Brígida a conçu le fils d’Iris, la Brígida est la mère du monstre, la Brígida savait tout. La María continue à touiller la marmite sur les braises, cet Azcoitía tordu et estropié me sourit dans sa buée, je veux le bercer dans mes bras tandis que les vieilles parlent, commentent, disent, murmurent, écoutent.
En la penumbra del sótano ocupado por viejas como montones de harapos que se agitan un poco, la María Benítez revuelve el contenido de la olla sobre las brasas incandescentes y el vapor fragante de esta infusión de paico que dicen que es tan buena para el estómago va concentrándose para dar forma a la verdad irrefutable del hijo monstruoso de don Jerónimo y la Iris que alguien engendró en alguien cuando por fin Inés quedó embarazada, no quiero tocarla porque temo estropear a mi hijo que tiene que ser perfecto y dicen que si uno hace el amor con… quién sabe dónde y cuándo oyó don Jerónimo ese dicen que está definiendo a este hijo suyo estropeado por todos los chiquillos del barrio, por todos los pijes del centro revolcándose con la Iris, por todos los generales y los académicos disimulados dentro de la cabeza del Gigante, sí, don Jerónimo, su hijo va a ser un monstruo sensacional, digno de un Azcoitía, yo, un Peñaloza, no podría engendrar la magnificencia de un hijo monstruoso, sólo una guagua fea, débil, desnutrida, de las que lloran por hambre y no porque sueñan la realidad irrefutable de pesadillas estupendas como las que va a soñar el monstruo producido por el útero fértil de la Iris Mateluna, sigue, María, tú eres meica y sabes lo que dicen, sigue revolviendo esa olla de donde brota el vapor que dibuja esa cara deforme, ese cuerpo contrahecho que arrancará a don Jerónimo de la placidez del sillón del club donde lee el diario y dormita olvidando toda empresa noble, abandonando la tarea del poder, todo intento arduo como los de antaño, porque prefiere cultivar su flaccida papada con la que traiciona el dolor de mi padre que es digno de respeto, no tiene derecho a defraudarlo, don Jerónimo, para la nada y la cosa ninguna como diría la María Benítez que sigue revolviendo la olla que convoca al monstruo salvador, y tú, Amalia, aseguras que también has oído decir lo mismo, no la interrumpas, Dora, ni tú, Rita, asegurando que eso no tiene nada que ver con la Iris porque la pobre no se ha metido nunca con nadie, ni antes ni después, los hombres no existen, la Brígida inventó el embarazo milagroso, la Brígida concibió el hijo de la Iris, la Brígida es la madre del monstruo, la Brígida sabía todo. La María sigue revolviendo la olla sobre las brasas, ese Azcoitía torcido y estropeado me sonríe desde el vaho, quiero mecerlo en mis brazos mientras las viejas hablan y comentan y dicen y murmuran y escuchan a la María Benítez, que es meica, y dicen que sabe muchas cosas, no tanto como la Brígida, pero de saber, sabe harto la María Benítez: —… se me ocurrió no más.
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