Traduction de "oleado" à française
Exemples de traduction
Me invade una oleada de gratitud.
Un élan de gratitude monte en moi.
Una oleada de pánico se apoderó de él.
Il sentit monter la panique.
Una oleada de vómito se le vino a la garganta.
Un flot de vomi lui était monté à la gorge.
Creideiki sintió una oleada de irritación.
Creideiki sentit monter en lui une bouffée d’agacement.
Y sentí una gran oleada de lástima por él.
Et je sentis un grand élan de pitié monter en moi.
Pero ¿cómo? Experimentó una oleada de pánico.
Mais comment ? Il sentit monter en lui une vague de panique.
Sintió una oleada de pánico en el pecho.
Elle sentit des ondes de panique monter dans sa poitrine.
Oleadas de angustia como reflujos de bilis.
Des montées d’angoisse comme des reflux de bile.
La inunda una oleada de indignación, un comienzo de ira.
L’indignation monte en elle, un début de colère.
Se sintió invadido por una oleada de afecto hacia ella.
Il sentit monter en lui une vague d’affection pour elle.
Los diseñadores simplemente usaron esa oleada para apagar el proyector y activar el dispositivo de encubrimiento.
Les concepteurs se sont simplement servis de cette surtension pour éteindre le projecteur et activer le champ de dissimulation.
En el momento en que un proyector de gravedad saca del hiperespacio a una nave que pasa, hay una breve oleada de energía.
Au moment où un projecteur de gravité extrait un vaisseau de l’hyperespace, on observe une brève surtension.
Me asaltó otra oleada de miedo y náuseas.
Nouvelle poussée de peur et de nausée.
Lo invadió una sorpresiva oleada de rabia.
Il en ressentit une étrange poussée de colère.
—¿Cómo lo has hecho…, lo de la oleada de energía?
– Comment as-tu fait ? demanda-t-il. Pour cette poussée d’énergie ?
Ammagon sintió una momentánea oleada de temor.
Ammagon ressentit une brusque poussée d’effroi.
Le ardía la cara cuando la inundaban las súbitas oleadas de hormonas.
Son visage la brûlait au cours des poussées hormonales.
¿Muerte, desaparición, una súbita oleada de melanina en sus cutis?… No, no.
Ils mouraient, ils disparaissaient, ils avaient une poussée soudaine de mélanine ? – Non, non.
Verlaine sintió una oleada de pánico al pensar en hacerle daño a Evangeline.
Il éprouva une poussée de panique à l’idée qu’Évangéline soit blessée.
Oleadas de calor rodaban por el corredor. Era un viento infernal.
Des vagues de chaleur déferlaient le long du couloir, poussées par une sorte de vent infernal.
En su primera oleada de entusiasmo había transmitido su evaluación sobre lo dicho por Vornan a los medios de comunicación, y eso había ayudado a que se avivara la histeria global;
Dans sa première flambée d’enthousiasme, il n’avait pas craint de révéler à la presse son jugement et ses considérations positives sur la langue de Vornan et cela avait d’ailleurs contribué à augmenter l’hystérie collective ;
Nikita no había sido capaz de desenmascarar al individuo que había orquestado la reciente oleada de violencia homicida pública por parte de los psi, pero sabía que seguramente había sido alguien que se encontraba en aquella estancia.
Nikita n’était pas parvenue à démasquer l’individu responsable de l’augmentation brutale du nombre de crimes commis en public par des Psis, mais elle savait qu’il avait dû s’agir d’une des personnes présentes.
En parte porque al descargar entretenimiento era menos probable que saltara alguna alarma colocada en las redes del satélite y de la estación de tránsito; las noticias políticas y económicas aparecían en niveles distintos, más cercanos a los intercambios de datos protegidos. Pero sobre todo se debía a que las noticias eran aburridas y me daba igual lo que los humanos se hicieran entre ellos siempre y cuando yo no tuviera que a) detenerlos o b) limpiar el desastre. Pero mientras cruzaba el bulevar de la estación de tránsito, una nueva oleada de noticias de la Estación flotaba en el aire y rebotaba de un canal público a otro. La rocé, pero gran parte de mi atención estaba centrada en atravesar la multitud mientras fingía comportarme como un ser humano mejorado normal y corriente y no un espantoso matabot.
D’abord, parce que les téléchargements de contenu multimédia risquent moins de déclencher les alarmes éventuelles des réseaux locaux et satellitaires – les nouvelles d’ordre économique et politique circulant à d’autres niveaux au travers d’échanges chiffrés –, mais surtout, parce que les informations sont d’un ennui mortel et que je me fiche éperdument des querelles entre humains tant que je n’ai pas 1) à y mettre un terme, 2) à nettoyer après eux. Néanmoins, tandis que je remontais la galerie marchande de l’anneau orbital, un flash info en provenance de Station tournait en boucle sur toutes les chaînes. Je l’ai parcouru d’un œil distrait, mon attention accaparée par la foule, à travers laquelle l’abominable AssaSynth que je suis essayait de se frayer un chemin en jouant les parfaits humains augmentés.
No te estoy hablando de jaquecas, o de dolor de cabeza, es otra cosa, sabes, es otra cosa, es muchas cosas a la vez, y no es fácil dar con el sentido de algo que es muchas cosas a la vez… Para empezar es un pequeño sonido, porque empieza así, un extraño timbre que es como un silbido o un lamento agudo, un sonar, llega desde muy lejos, desde los abismos, y tú lo percibes, y de repente se dibuja el contorno feroz de las cosas, como si ese silbido se hubiera introducido en la vista, aguzándola, distorsionándola, y te parece como si tuvieras un prisma en lugar de los ojos, porque los contornos, las aristas, los objetos han aumentado su existencia en el espacio, se han dilatado, han cambiado de geometría, y al cambiarla ya no significan lo que significaban, por ejemplo, ese armario del fondo se convierte en un cubo, un cubo y nada más, no tiene ya el sentido de armario, y en ese momento todo se tambalea, el espacio se hincha como una marea y llega el vértigo de la cefalea, como un fuelle que respira y sobre el que estás sentado, te tambaleas, tienes que sentarte, y el suelo se vuelve líquido, y a tu alrededor respira un pulmón que te parece el universo entero, mejor dicho, dentro de ti, y tú estás encima y al mismo tiempo estás dentro, eres una mota de polvo que fluctúa en los alvéolos de un pulmón monstruoso que se dilata y se encoge en cada vaharada, y tú te aprietas las sienes, procurando contener las oleadas que te han estallado en la cabeza, como una tempestad en la que te ahogas, esa es la cefalea… La primera cefalea le vino a Tristano un diez de agosto, le han pasado muchas cosas en agosto a Tristano, su vida está marcada por agosto, hay hombres así, es Urano, Saturno, tantas cosas, de muchas me he olvidado, pero de esta no, es imposible, el diez de agosto es el día de san Lorenzo, cuando se precipitan las estrellas, tal vez le cayera una justo sobre la cabeza, un meteorito, pero no era de noche, era el mediodía, y él estaba en esta casa precisamente, a la que había vuelto para no hacer nada, bajo la pérgola, y miraba absorto un racimo de uva verde contando sus granos como si fueran los años de su vida, un grano un grano un grano para ti, decía en voz baja como en una cantilena idiota, y los granos eran ya muchos, y en aquel momento percibió un silbido extraño que no había oído nunca antes, el racimo de uvas dejó de ser un racimo de uvas, el aire se resquebrajó surcado por grietas, la náusea se le subió a la garganta, y tambaleándose como si la terraza fuera la toldilla de un navío batido por el oleaje, llegó hasta su habitación, cerró los batientes, se arrojó a la cama y aferrado a la almohada partió para el primero de los viajes maléficos que habrían de acompañarlo largo tiempo, cruzando miasmas, nubes llenas de langostas, en una deslumbradora extensión de nada que es igual en cualquier dirección… Él había muerto el día anterior, sabes, había saltado por los aires con sus instrumentos de muerte, su muchacho, amado más que a un hijo… maldito.
Je ne te parle pas de migraine, ou de mal de tête, c’est autre chose, tu sais, c’est autre chose, et tellement de choses à la fois, il n’est pas facile de donner le sens de quelque chose qui est tant de choses à la fois… Au début c’est un petit son, car ça commence ainsi, une étrange sonnette qui est comme un sifflement ou une lamentation aiguë, un sonar, il arrive de très loin, des abîmes, tu le perçois, et tout à coup se dessine le contour féroce des choses, comme si ce sifflement s’était introduit dans la vue, en l’aiguisant, en la déformant, et tu as l’impression d’avoir un prisme à la place des yeux, parce que les contours, les angles, les objets ont augmenté leur existence dans l’espace, ils se sont dilatés, ils ont changé de géométrie, et dans ce changement ils ne signifient plus ce qu’ils signifiaient, par exemple l’armoire là au fond devient un cube, un cube et c’est tout, elle n’a plus le sens d’armoire et tout se met à flotter, l’espace se gonfle comme une marée et arrive alors le mal de mer de la céphalée, comme un soufflet qui respire et sur lequel tu es assis, tu flottes, tu dois t’asseoir, et le sol devient liquide, et autour de toi respire un poumon qui te semble tout l’univers, ou plutôt à l’intérieur de toi, et toi tu es dessus et en même temps tu es dedans, tu es un grain de poussière qui fluctue dans les alvéoles d’un poumon monstrueux qui se dilate et se réduit par bouffées, et tu te serres les tempes en essayant de contenir les flots qui t’ont explosé dans la tête comme une tempête où tu te noies, c’est cela la céphalée… Tristano a eu sa première céphalée un dix août, il lui est arrivé beaucoup de choses en août, à Tristano, il a une vie marquée par le mois d’août, il y a des hommes comme ça, c’est Uranus, Saturne, tellement de choses, j’en ai oublié beaucoup, mais celle-là non, c’est impossible, le dix août est le jour de la Saint-Laurent, quand les étoiles filent, peut-être que l’une d’elles lui est tombée sur la tête, une météorite, mais ce n’était pas de nuit, c’était à midi, et il se trouvait précisément dans cette maison où il était revenu pour ne rien faire, sous la pergola, il fixait une grappe de raisin pas mûr en comptant les grains comme s’ils étaient les années de sa vie, un grain un grain un grain pour toi, disait-il à voix basse comme dans une cantilène idiote, et les grains étaient déjà nombreux, et à ce moment-là il perçut le sifflement étrange qu’il n’avait jamais entendu, la grappe de raisin cessa d’être une grappe de raisin, l’air se fissura sillonné par des fêlures, la nausée lui monta à la gorge, et en titubant comme si la terrasse avait été le pont d’un vaisseau battu par les flots il gagna sa chambre, ferma les impostes, se jeta sur le lit et agrippé à l’oreiller partit pour le premier des voyages maléfiques qui allaient l’accompagner pour longtemps, traversant des miasmes, des nuages de sauterelles, dans une aveuglante étendue de rien égale à elle-même dans toutes les directions… Lui, le garçon, était mort la veille, tu sais, il avait sauté en l’air avec ses instruments de mort, son garçon plus aimé qu’un fils… le salaud…
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