Käännös "soubrette" espanja
Soubrette
Käännösesimerkit
Princes have eloped with soubrettes, princesses with headwaiters.
Príncipes que huyen con doncellas, princesas con camareros.
♪ Raoul and the soubrette entwined in love's duet
# Raúl y la doncella entrelazados por el amor
La soubrette apporta un plateau de liqueurs.
La doncella trajo una bandeja de licores.
There were soubrettes, columbines, coryphees, harlequinas, figurantes, and so on—the usual thing.
Eran doncellas, colombinas, cónicas, arlequines, y otras por el estilo... lo corriente.
She also tried her hand at Juliet and Cordelia and, if necessary, could personate the merriest soubrette;
También tentó suerte con Julieta y Cordelia y, si había necesidad, era capaz de interpretar a la más coqueta de las doncellas;
The Teutonic soubrette fixed her round blue eyes a minute upon the patch of blue sky revealed to her by her open door.
La doncella teutona fijó sus redondos ojos azules en el cielo azul que se entreveía a través de la puerta abierta.
Tout s’éteignit, puis la glace s’éclaira de nouveau, la même soubrette en sortit, fit les mêmes pas, ouvrit la même fenêtre virtuelle, prononça la même phrase de sa voix de tonnerre.
Todo se extinguió; luego el espejo se iluminó nuevamente, la misma doncella salió de él, hizo los mismos pasos, abrió la misma virtual ventana, pronunció la misma frase con su voz de trueno.
La plupart des filles arboraient le genre de costume qui, d'habitude, me fait me sentir godiche : tenue de soubrette au décolleté plongeant, attirail de maîtresse sadomaso, jupette de lolitas et porte-jarretelles rouges.
La mayoría de las chicas llevaban atuendos atrevidos —de doncella francesa con escote de vértigo, de dóminas sado con látigo, de Dorothys putonas con las faldas recogidas para enseñar las ligas de rubíes—, de los que normalmente me hacían sentir zafia y torpe.
À huit heures, la glace à rocaille s’éclaira. Une soubrette de comédie du XVIIIe siècle, haute de six centimètres, apparut, fit quelques pas en l’air, ouvrit dans le vide, entre le bureau et la table de chevet, une fenêtre grande comme la main par où entra un rayon de soleil fictif, se tourna vers le lit, et dit d’une voix de géante : « Madame, il est huit heures ! » Blanche sursauta.
A las ocho, el espejo de rocalla se iluminó. Una doncella de comedia del siglo XVIII, de seis centímetros de alto, apareció e hizo unos pasos en el aire; abrió —sobre el vacío entre el escritorio y la mesa de luz— una ventana del tamaño de la mano por donde entró un rayo de sol ficticio, se dio vuelta hacia la cama, y dijo con una voz de gigante: «Señora, son las ocho». Blanca se sobresaltó.
            From her constant yearning look, one might have thought the actress a silly homesick soubrette, already regretting this freezing northern tour and pining for some hot, flea-bitten actors' alley beyond the Land of the Eight Cities and the Inner Sea ― except for the quiet confidence of her movements, the proud set of her shoulders, and the perilous spot she had chosen for her peering. For this spot was not only physically dangerous, but also as near the Tent of the Snow Women as it was to Godshall, and in addition the spot was taboo because a chief and his children had plunged to their deaths when the central rock-span had cracked away three score years ago, and because the wooden replacement had fallen under the weight of a brandy-merchant's cart some two score years later.
Quien se hubiese fijado en su mirada anhelante, podría haber pensado que la actriz era una tonta doncella que añoraba su hogar, lamentaba ya la gira por el frío norte y suspiraba por algún callejón de los actores, caluroso y lleno de moscas, más allá de las Ocho Ciudades y el Mar Interior... pero la serena confianza de sus movimientos, la orgullosa prestancia de sus hombros y el lugar peligroso que había elegido para mirar, sugerían otra cosa, pues aquel sitio no era sólo físicamente peligroso, sino también tan cercano a la Tienda de las Mujeres como lo estaba de la Sala de los Dioses, y además era un lugar tabú, porque un jefe y sus hijos se habían precipitado por allí, encontrando la muerte, cuando el centro del puente rocoso cedió sesenta años atrás, y porque el puente de madera que lo reemplazó cayó bajo el peso de la carreta de un comerciante de licores, hacía unos cuarenta años.
Une fois ces absurdités accomplies, Darwin père, lui-même allié à une Wedgwood, convainc le garçon, qui a atteint les vingt-neuf ans, d’épouser en 1839 l’une de ses cousines au premier degré, Emma Wedgwood, charmante mais quelconque et restée vieille fille à trente ans. En 1842, il achète au couple une maison à la campagne au sud-est de Londres, Down House, et assure à son fils des ressources suffisantes pour vivre confortablement jusqu’à sa mort – ce qui inclut une domesticité de huit ou neuf personnes dès le premier jour, dont un majordome, une cuisinière, un ou deux valets de chambre, une soubrette, une dame de compagnie, au moins une nounou et une gouvernante11.
En 1839, cuando el muchacho dio por concluida aquella estupidez a los veintinueve años, el doctor Darwin, casado él mismo con una pariente de la rama Wedgwood, lo animó a que se casara con Emma Wedgwood, su prima carnal, solterona de treinta años muy agradable aunque algo feúcha, y en 1842 les compró una casa solariega al sureste de Londres, Down House, asignándole al muchacho una suma suficiente para que viviera bien por siempre jamás. Vivir bien incluía ocho o nueve criados –mayordomo, cocinera, un par de ayudas de cámara, doncella, camarera y al menos una niñera y una gobernanta– desde el primer momento.*
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