Käännös "salsa dulce" englanti

Salsa dulce

• sweet sauce

Käännösesimerkit

sweet sauce

Necesita la salsa dulce con él.
You need the sweet sauce with it.

Vamos y apos; s hacer un masaje picante, salsa dulce.
Let's do a spicy rub, sweet sauce.

braseado Una chuleta de cerdo relleno, 'entonces'escabecheel apio eHizoUnaPequeñagranada salsa dulce párrafo del todo.
I pan-seared a stuffed pork chop, then I pickled the celery and made a little pomegranate sweet sauce for everything.

En primer lugar sopa de arvejas, seguida por un cisne asado con salsa dulce;
Pea soup to begin, followed by a roast swan with sweet sauce;

Pero, ¿a qué obedecía esa masa informe, glutinosa y, pese a ello, crujiente, envuelta en una salsa dulce, que sirvieron al final?
But what was that ponderous mass, glutinous and yet crumbling, enveloped in a sweet sauce, that came at the end?

—No tendremos hambre —dijo ella—, pero prepararé un bizcocho de jengibre y esa salsa dulce especial que tanto te gusta.
“Neither of us will be hungry,” she said, “but I’ll bake some gingerbread and make that special sweet sauce you like.”

Mi madre era famosa por su bizcocho de jengibre casero y una salsa dulce especial, y a mis hermanos y a mí nos encantaba y siempre lo esperábamos con fruición.
My mother was famous for her homemade gingerbread and a special sweet sauce, and we children always loved and looked forward to it.

Luego vamos a un local sobre el que leí en internet llamado Croaker’s Spot, donde pedimos pescado frito y pan de maíz rebosante de mantequilla y salsa dulce.
Peter and I go to a place I read about on the Internet called Croaker’s Spot, where we get fried fish and buttery cornbread dripping in sweet sauce.

Estiró el brazo para coger la edición de Penguin de las Meditaciones que llevaba en el bolsillo del pantalón, pero no le hizo falta consultarla para saber lo que no era probable que Marco fuera a recomendarle: la clase de consuelo que uno podía encontrar en el calor y las especias de Etiopía, una salsa dulce y rancia en las yemas de los dedos.
He reached for the Penguin Meditations stashed at the ready in his hip pocket, but he knew without consulting it what Marcus was unlikely to suggest: the kind of solace a man could find in the heat and spice of Ethiopia, a rank sweet sauce on the fingertips.