Käännös "book shops" espanja

Book shops

• librerías
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librerías

Or at Bluthman’s Book Shop?”
¿O en la librería Bluthman?

The Grolier Book Shop.
De la librería Grolier.

Even a book shop was hard to find.
Hasta una librería era difícil de encontrar.

Then I started a book-shop in Singapore.
Después puse una librería en Singapur.

There were the cabs and the awnings and the book-shops;
Allí estaban los coches de alquiler, las marquesinas y las librerías;

"Art thou visiting the book-shops?" inquired Vinicius.
—¿Estás recorriendo librerías? —preguntó Vinicio.

As a child of nine he had longed for a book shop.
A los nueve años él soñaba ya con una librería.

He entered a book shop and demanded the proprietor himself.
Al entrar en una librería preguntaba por el propietario.

tiendas de libros

I have a part ownership interest in a rare book shop in Old Town Alexandria.
Soy copropietario de una tienda de libros singulares en Oíd Town Alexandria.

he still pleaded. “You know I was in a rare-book shop the other day, just by chance actually.
—siguió insistiendo—. ¿Sabes? Entré en esa tienda de libros raros el otro día, sólo por casualidad.

There were maybe ten commercial establishments in the complex, a rare-book shop, a store selling Mexican jewelry, a leather store, a lawyer.
En el complejo había unos diez establecimientos comerciales, una tienda de libros raros, otra que vendía joyería mexicana y una más de cueros, y un abogado.

I knew that book. I was six years old again, and my father had brought it back to Elvie after one of his spasmodic forays into Mr. McFee’s second-hand book shop in Caple Bridge.
Conocía ese libro. Tenía seis años cuando mi padre lo trajo a Elvie después de una de sus eventuales incursiones en la tienda de libros de segunda mano del señor McFee en Caple Bridge.

So now, in addition to her leather-bound Monte Cristo, she had her own books, which she bought one by one, cheap editions that she found at street markets or in used-book shops, or pocket books that she bought after giving spin after spin to those revolving racks.
Y ahora, aparte de su viejo Montecrísto encuadernado en piel, tenía libros propios que iba comprando poquito a poco, ediciones baratas que conseguía en mercadillos callejeros o en tiendas de libros usados, o volúmenes de bolsillo que adquiría tras dar vueltas y vueltas a esos expositores giratorios que tenían algunas tiendas.