Übersetzung für "pasándose" auf französisch
Ähnliche Kontextphrasen
Übersetzungsbeispiele
Crésida, pasándose al campamento griego…
 Cressida qui passe dans le camp des Grecs…
—Se te pasará —me dijo—, siempre acaba pasándose.
— Ça va passer, me dit-elle. Ça passe toujours.
Los más mayores estaban haciendo ejercicios de calentamiento, pasándose la pelota unos a otros.
Les plus grands s’échauffaient en se faisant des passes.
—Por lo ocurrido en Uauá —añade Galileo Gall, pasándose la lengua por la boca—.
— À cause de ce qui s’est passé à Uauá, ajoute Galileo Gall, en passant sa langue sur ses lèvres.
Pero seguía pensando en él, pasándose todos aquellos años cincelando pacientemente el cemento con su martillo para poder estar libre.
Mais je pensais à lui sans arrêt, aux années passées à gratter patiemment le béton avec son casse-pierres pour retrouver la liberté.
Los Redskins se dirigieron a las bandas, pasándose lateralmente la pelota. 6.25, 6.24, 6.23…
Les Redskins mirent fin à leurs jeux et se dirigèrent en petites foulées vers la ligne de touche, s’envoyant des passes latérales. 6:25, 6:24, 6:23…
No me resultó nada complicado. —Tal vez para usted no, pero… —repuso Kusanagi pasándose la lengua por los labios—. Bien, ¿y luego?
Cela n’a rien de compliqué, non ? — Peut-être pas pour vous, répondit Kusanagi en se passant la langue sur les lèvres. Que s’est-il passé ensuite ?
Se quedó plantado temblando en medio de la calle, preguntándose qué acababa de ocurrir y pasándose una mano por la cabeza sudorosa.
Il était resté à frissonner sur le trottoir en se demandant ce qui venait de se produire, puis avait passé la main sur son front en sueur pour la ramener pleine de cheveux.
El georgiano miró la copa, la bebió con cautela, miró a sus asesores y, pasándose la lengua por los bigotes, pidió repetición.
Le Géorgien a observé le verre, bu avec précaution, regardé ses assistants et passé sa langue sur sa moustache avant d’en demander un autre.
Sonríe, pasándose la lengua por los dientes de encima, guiña el ojo y dice: —Pero si quieres que te hagan bebés, yo soy tu hombre.
Il sourit, passe sa langue sur les dents du haut, cligne des yeux et dit : « Mais si tu veux des bébés dans toi, je suis l’homme qu’il te faut. »
–Vino de polizón en el helicóptero de Sturgis -explicó Pitt, pasándose un pañuelo mojado por su sangrante cabeza. –¡Imposible!
- Il est venu en passager clandestin à bord de l'hélicoptère de Sturgis, dit Pitt, en essuyant son front ensanglanté avec un mouchoir mouillé. - Ça n'est pas possible !
Morris se tragó su orgullo e hizo el esfuerzo necesario para cruzar los umbrales del desdeñoso padre de Catherine, acto de magnanimidad que no podía menos que hacerle doblemente interesante. —Tenemos que decidir algo… Tenemos que trazarnos un plan —declaró él, pasándose la mano por los cabellos y mirándose en el largo y estrecho espejo que adornaba el espacio situado entre las dos ventanas, y que tenía en su base una dorada cornucopia cubierta por una delgada losa de mármol blanco, que a su vez sostenía unas tablas reales dobladas en forma de dos libros, dos brillantes infolios, en los cuales se hallaba escrito con letras verdes y doradas Historia de Inglaterra.
Morris avait vaincu sa fierté et s’était contraint à franchir le seuil de ce père à l’humeur sarcastique – effort magnanime, qui ne pourrait manquer de le rendre plus intéressant que jamais. – Il faut que nous décidions quelque chose ; que nous arrêtions une ligne de conduite, déclara-t-il à Catherine tout en lissant ses cheveux de la main et en admirant au passage le long panneau de glace qui ornait l’espace compris entre les deux fenêtres et fixé au-dessus d’une petite console dorée recouverte d’un léger marbre blanc sur lequel on pouvait voir un trictrac creusé dans l’épaisseur de deux in-folios, deux reliures superbes portant au dos leur titre en lettres d’or verdi : Histoire d’Angleterre.
en la mesa está la jarra de café tras la cabeza de mamá, repicando, avisando el peligro de caer, y hay en una esquina otra botella a medio beber, mamá tiene su bata enrollada hasta las axilas y sin embargo así se ve menos desnuda, y tiembla, y él parece que tuviera un plato frente a él, en la mesa, así lo veo, y por un segundo río de la angustia de pensar que mamá es algo vivo, de carne, que él se dispone a comer, a pesar de que ella esté viva y se esfuerce por vivir más: Esteban se está comiendo un conejo vivo en la cocina, mamá es ese conejo palpitante, la voz de Esteban ruge, acercándose igual que un cuchillo afilado, Esteban es el muñeco de madera agazapado frente a ella, en la mitad de su mitad, «¡Estas señoras!» dice furioso, y de un solo empellón se abre paso entre mamá, definitivamente, y ruge, y yo lo imagino tragando saliva, pasándose la lengua por los labios, «así es como les gusta», y empieza a hundirse en mamá y yo veo, yo descubro, sigue bajando durísimo, largamente, y después se detiene y se remueve y sube otra vez y vuelve a bajar y parece que la mesa se rompiera a cada empujón y yo me llevo la mano a la boca para no gritar cuidado mamá se rompe la mesa y te caes, y muerdo mi mano al mirar que mamá procura todavía escapar a otro sitio que no sea la cocina, escucho su voz como un aire plano: aquí no, aquí no y me muerdo más al creer que lo dice porque sabe que estoy cerca, mirándolos, lo presiente, y creo ver que me mira un momento —¿o me mira sin mirarme?—, tiene los ojos en blanco y después ya no descubro sus ojos porque su rostro desaparece debajo del pelo de Esteban, los dedos tan blancos y largos de mamá, ensortijados, se enredan en el pelo ensortijado de Esteban, lo acarician y lo peinan, palmoteándolo, parecen darle ánimos, lo envuelven y lo jalan hacia ella y luego bajan y rasguñan su cuello y espalda, lo hieren, ya entiendo qué piel invisible araña mamá al sentir próximo a Esteban, no debo pensar en papá porque lloro y no debo, la mesa sigue sonando más y se mueve con ellos, bajo ellos, como ellos, mamá apoya la cabeza rosada de un enano en el pecho de Esteban, para separarse, para evitar que se rompa la mesa, pero el enano no tiene más remedio que caer vencido a un lado porque Esteban interpone su brazo y lo separa mejor, y mamá afianza al otro enano en el pecho de Esteban y vuelve a intentar expulsarlo pero Esteban interpone el otro brazo y esta vez mamá sí está doblada por entero frente a él, los brazos de Esteban en mitad de los enanos, separándolos mejor, mamá encarcelada, sus dos enanos rosados tan blandos acostados en los hombros de Esteban, rodeando su cuello, mamá hace inútilmente otro esfuerzo por rechazarlo, aquí no, te lo ordeno, bruto, jumento, y la mesa está que se rompe y mamá quiere ir a otro sitio pero no quiere, quiere ir pero no quiere, quiere pero no quiere ir a otro lugar, dice que no, que sí, dice no, sí, dice sí y no, y sí, sí, sí, dice sí, encantada de que Esteban vuelva una y otra vez contra ella y la repase y la pegue a la mesa como si ella fuera una estampilla y él entero la saliva, la va a matar, pienso, Esteban tiene permiso para matar, y me acerco más, a gatas, bajo ellos, a un costado, y veo que la jarra de café ya se ha volcado en el cuello de mamá y se ha regado en su pelo, bañándolo por completo, el café empieza a caer en gotas grandes sobre su pechos, resplandeciéndolos, endureciéndolos, Esteban encorvado sobre mamá, distingo perfectamente su boca abierta, a punto ya de tragársela definitivamente, de un solo bocado, de dos, de tres, y completamente viva, brazo por brazo, pierna por pierna, usando para ello sus dos manos de metal, a punto de engullirla enteramente y sin necesidad de cuchillo y tenedor, lo pienso sin saber si debo reír o llorar de pensar en todo eso, papá. Desde mi nuevo sitio las rodillas de mamá se ven más blandas y redondas, son las cabezas de los enanos, pienso, enanos calvos, como papá, separadísimos, dispuestos a morir, pero no debo acordarme de ti, papá, y sucede que al tiempo que pienso en papá, en un abrir y cerrar de ojos, veo juntarse a los enanos de mamá en un esfuerzo sobrehumano, descienden desde el cuello de Esteban donde estaban soldados como un aro, resbalan por encima de su pecho cuadrado, entre los brazos de Esteban, silenciosos y prudentes, a traición, han descendido como de caucho y unen los pies sorpresivamente y se apoyan contra el abdomen de Esteban y lo arrojan por fin de la caverna, de su caverna, derrotan a Esteban, lo hacen retroceder de un empujón único y doloroso y desesperado para los dos porque yo los escucho gritar a los dos, mamá de felicidad, Esteban de rabia por la traición, y es cuando comprendo que los enanos pudieron siempre derrotar a Esteban y que si le permitieron avanzar fue porque así lo quiso mamá, no alcanzo a esconderme, «¡pueden verme!
il s’exclame furieux, et d’une seule poussée il s’ouvre un passage dans maman, il a réussi, il rugit, et je l’imagine avalant sa salive, se passant la langue sur les lèvres, “c’est ça que vous aimez, hein”, et il commence à s’enfoncer dans maman, je vois tout, je découvre, il continue à pousser très dur, longuement, puis il s’arrête, recule un peu et pousse de nouveau, et il recule encore, on dirait que la table va se casser à chaque poussée, je mets la main sur ma bouche pour ne pas crier : attention maman la table va casser et tu vas tomber, je mords ma main en voyant que maman essaie encore d’aller ailleurs, pas dans la cuisine, j’entends sa voix comme un refrain : pas ici, pas ici, et je me mords plus fort en pensant qu’elle dit ça parce qu’elle sait que je suis là, en train de les regarder, elle le devine, et j’ai même l’impression qu’elle me regarde un instant – ou elle me regarde sans me voir ? –, elle a les yeux tout blancs, puis je ne les vois plus parce que son visage disparaît sous les cheveux d’Esteban, les doigts si blancs et longs de maman s’entortillent dans les cheveux entortillés d’Esteban, les caressent, les peignent, les tapotent, on dirait qu’ils les encouragent, ses doigts les enveloppent et les tirent vers elle, puis ils descendent, lui griffent le cou et le dos, le blessent, je comprends quelle peau invisible maman griffe en sentant Esteban si près, je dois pas penser à papa parce que je pleure, il ne faut pas, la table craque de plus en plus, elle bouge avec eux, sous eux, comme eux, maman appuie la tête rose d’un nain sur la poitrine d’Esteban, pour s’écarter, pour empêcher que la table se casse, mais le nain n’a pas d’autre solution que de tomber de côté, vaincu, parce que Esteban interpose son bras dessus et l’écarte un peu plus, maman appuie l’autre nain sur la poitrine d’Esteban et essaie de nouveau de le repousser, mais Esteban interpose l’autre bras et cette fois maman est complètement pliée devant lui, les bras d’Esteban séparent mieux les nains, maman est prisonnière, ses deux nains roses tout mous couchés sur les épaules d’Esteban, entourant son cou, maman fait un autre effort inutile pour le repousser, pas ici, je te l’ordonne, espèce de brute, crétin, la table va casser, et maman veut aller ailleurs, ne veut pas, veut mais ne veut pas, veut et ne veut pas changer d’endroit, elle dit oui et non, et oui, oui, oui, elle dit oui, ravie qu’Esteban revienne à la charge, une fois, deux fois, trois fois contre elle, et recommence et la colle à la table comme si elle était un timbre et lui la salive, il va la tuer, je pense, Esteban a la permission de tuer, je me rapproche à quatre pattes, sous eux, de côté et je vois que le pot de café s’est renversé sur le cou de maman et a complètement mouillé ses cheveux, le café commence à couler en grosses gouttes sur ses seins, il les fait briller, durcir, Esteban est courbé sur maman, je vois parfaitement sa bouche ouverte, sur le point de l’avaler tout entière d’une seule bouchée, de deux, de trois, toute crue, bras par bras, jambe par jambe, en se servant de ses deux mains de fer, sur le point de l’engloutir entièrement, sans couteau ni fourchette, c’est ce que je me dis sans savoir si je dois rire ou pleurer de penser à tout ça, papa. De là où je suis, les genoux de maman ont l’air plus mous et ronds, c’est les têtes des nains, je pense, des nains chauves, comme papa, hyper séparés, prêts à mourir, mais il ne faut pas que je pense à toi, papa, mais en même temps que je pense à lui, en un clin d’œil, je vois les nains de maman qui se rejoignent en un effort surhumain, ils descendent du cou d’Esteban où ils étaient soudés comme des boucles d’oreilles, ils glissent sur sa poitrine carrée, entre les bras d’Esteban, silencieux et prudents, en traître, ils ont descendu comme du caoutchouc, ils serrent bizarrement les pieds et s’appuient contre le ventre d’Esteban et l’expulsent enfin de la caverne, de leur caverne, Esteban est vaincu, ils le font reculer d’une seule poussée, douloureuse et désespérée pour les deux parce que je les entends crier, maman de joie, Esteban de rage pour la trahison, et alors je comprends que les nains ont toujours pu vaincre Esteban et que s’ils lui avaient permis d’avancer c’était parce que maman le voulait bien, j’arrive pas à bien me cacher, “ils peuvent me voir !
—preguntó Sean pasándose la mano por las mejillas.
demanda Sean en se passant la main sur la joue.
—llegó a articular pasándose la mano por el pelo.
parvint-il à articuler en se passant la main dans les cheveux.
—pregunta, pasándose la mano por el pecho moreno.
il demande en passant la main sur sa poitrine bronzée.
—dijo Babette pasándose la lengua por los labios.
dit Babette, en passant sa langue sur ses lèvres.
Leiser se acercó a ellos, pasándose un peine por los cabellos.
Leiser s’approchait d’eux, en se passant un peigne dans les cheveux.
—le apremió Hadley, pasándose la mano por la frente.
le pressa Hadley en se passant une main sur le front.
—preguntó el transportista, pasándose la lengua por los labios.
— avait demandé le transporteur, en se passant la langue sur les lèvres.
—Mrmn —gruñó, pasándose una mano por el bigote.
— Mmmm, grogna-t-il en passant une main sur sa moustache.
Sonreía vagamente, pasándose la mano por el bigote.
Il souriait vaguement en passant une main sur sa moustache.
Cruzaron muy poco a poco el tronco, pasándose el bebé entre ellas.
Elles franchirent très lentement le rondin en se passant le bébé de l’une à l’autre.
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