Übersetzung für "caballo castrado" auf französisch
Caballo castrado
Ähnliche Kontextphrasen
Übersetzungsbeispiele
Y en ese momento notó cómo se le inflamaba la lengua y pensó que se le iba a desbocar el corazón, igual que a su cuñado Rogalski se le había desbocado en una ocasión un caballo castrado.
Il sentait sa langue gonfler et crut que son cœur allait s’emballer comme un jour un cheval hongre de son beau-frère Rogalski.
Una cosa cierta y fácil de demostrar para aquellos que lo pusieran en duda es la antipatía natural del crítico hacia el poeta, de quien no hace nada contra aquel que hace. Del zángano contra la abeja, del caballo castrado contra el semental.
Une chose certaine et facile à démontrer à ceux qui pourraient en douter, c’est l’antipathie naturelle du critique contre le poète, – de celui qui ne fait rien contre celui qui fait, – du frelon contre l’abeille – du cheval hongre contre l’étalon.
Hubo otros caballos, muchos caballos, al igual que habría muchas mujeres, pero era al caballo castrado castaño y sin nombre al que recordaría, con ferocidad y amor: el primer caballo del Nuevo Mundo que había montado, ¡el primer ganador de los muchísimos premios conseguidos!).
Il y eut d’autres chevaux, beaucoup de chevaux, de même qu’il y eut beaucoup de femmes – un déluge de femmes, en fait ; mais Jean-Pierre ne se rappellerait que le cheval hongre alezan sans nom, avec amour et férocité : sa première monture du Nouveau Monde, le premier de ses innombrables prix !)
Hizo un esfuerzo y se quitó de la cabeza los brillantes ojos y las hundidas mejillas de la vieja —descubrió que no era muy difícil si ponía verdadero empeño en hacerlo— y sustituyó ambas cosas por el rostro del chico del gran caballo castrado y del estúpido sombrero de ala plana.
Elle chassa de son esprit les yeux luisants et les joues creuses de la sorcière – ce n’était pas si difficile, une fois la décision prise, découvrit-elle – et les remplaça par le visage du garçon monté sur le grand cheval hongre et coiffé de ce ridicule chapeau plat.
Fue cuando iba montado en un caballo castrado de color castaño, sin nombre y sin gran belleza ni garbo pero de buena disposición, cuello corto y con una media blanca en la pata izquierda —caballo que había ganado jugando a las cartas con oficiales británicos tres semanas antes del disturbio de Golden Hill en enero— cuando Jean-Pierre Bellefleur, que, con su elegante sombrero de tres picos de terciopelo negro y sus caras botas nuevas de cuero, parecía algo mayor que los veintiséis años que tenía, vio por primera vez a Sarah Ann Chatham: en aquel entonces una niña que no tenía más de once o doce años, de rasgos finos, nariz respingona, rostro ovalado y un poco pecoso, de una belleza inquietante, cabellos dorados y sedosos y un porte que era a la vez infantil e imperioso; y…, y aún antes de que la niña se echase a reír y se quedase mirándolo (su caballo, asustado por una diligencia que se acercaba, se había levantado sobre las patas de atrás y relinchaba, y Jean-Pierre empezó a gritar en francés);
Ce fut sur un cheval hongre alezan sans nom et sans beaucoup de beauté ni de grâce, mais avec un caractère normalement docile, une tête courte, des naseaux aplatis, avec une seule balzane sur la jambe de devant gauche – cheval qu’il avait gagné aux cartes contre des officiers britanniques moins de trois semaines avant l’émeute de Golden Hill en janvier –, que Jean-Pierre Bellefleur, paraissant, avec son élégant tricorne de velours noir, et ses coûteuses bottes neuves de cuir, un peu plus âgé que ses vingt-six ans, vit pour la première fois Sarah Ann Chatham : à l’époque elle n’avait pas plus de onze ou douze ans, les traits fins, le nez retroussé, avec un visage ovale couvert de taches de rousseur d’une beauté troublante, et des cheveux de soie or pâle, et un maintien à la fois enfantin et impérieux ;
Penrod montaba un caballo castrado, grande y fuerte.
Penrod montait un hongre grand et fort.
No eran tan temperamentales como los sementales, pero tenían más fuego que el típico caballo castrado.
Elles n’étaient pas aussi folles que les étalons mais avaient plus de fougue que les hongres.
Había recuperado su negro caballo castrado, Raker, tan nervioso que tenía que refrenarlo a cada instante.
Il avait retrouvé son hongre noir, Raker, qui était ombrageux et rétif.
—preguntó Kurik a Sparhawk mientras ensillaban a Faran y al caballo castrado del escudero.
demanda Kurik à Émouchet tandis qu’ils sellaient Faran et le hongre de Kurik.
Papá trajo una vez un gran caballo castrado de color gris que había comprado muy barato.
Papa acheta un jour un grand hongre gris pour trois fois rien.
—Despacio…, despacio…, una pata cada vez, como saltó los obstáculos el caballo castrado en la carrera de Ambala.
« Doucement — doucement — un pied à la fois, comme le hongre boiteux franchissant les obstacles d'Umballa.
Un gran caballo castrado de pelaje gris pacía junto a la cabaña, mientras sus arreos esperaban en el porche.
Un grand hongre gris entravé paissait à côté, son harnais posé sur le seuil.
Se trataba de un caballo castrado color marrón, no tan rápido como su yegua, aunque perseverante, y Jacob era un jinete muy bueno.
C’était un hongre brun, moins rapide que la jument mais résistant, et Jacob était un excellent cavalier.
—Vaya, Lily —dijo—, ese caballo castrado no tenía pelotas, pero usted sí que tiene un buen par. Rosemary soltó una risa tonta.
« Eh bien, Lily, vous, contrairement au hongre, vous en avez une sacrée paire. » Rosemary gloussa.
Era un compacto caballo castrado con unos potentes cuartos traseros, una elegante estructura que le proporcionaban rapidez y resistencia a la vez.
C’était un hongre à la croupe puissante, d’allure racée, dont le gabarit modeste lui permettait d’allier vitesse et endurance.
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